Salmo 19 – Las Obras y la Palabra de Dios

El Salmo 19 revela la majestuosidad de las obras y la Palabra de Dios. La creación y las Escrituras declaran Su gloria y sabiduría eterna.

El hombre sabio lee el libro del mundo y el libro de la Palabra como dos volúmenes de la misma obra y piensa respecto a ellos: «Mi Padre escribió los dos.» C. H. S.

Este Salmo forma un contraste perfecto con el Salmo 8, evidentemente compuesto por la noche, y debería leerse en relación con él, ya que es probable que fuera escrito aproximadamente al mismo tiempo, y los dos son cánticos de alabanza derivados de los fenómenos naturales, y por tanto apropiados de modo peculiar a la vida rural o pastoral. John Mason Good

Así como Aristóteles tenía dos clases de escritos, unos llamados exotéricos, para los oyentes comunes, y otros acromáticos, para sus estudiantes privados y conocidos, del mismo modo Dios tiene dos clases de libros, según se da a entender en este Salmo; a saber, el libro de sus criaturas, como un libro corriente para todos los hombres del mundo (versículos 1-6), y el libro de sus Escrituras, como un libro de estatutos para su auditorio doméstico: la iglesia (versículos 7, 8).

Así, los cielos declaran, esto es, hacen que los hombres declaren la gloria de Dios a causa de su estructura, movimientos e influencias admirables.

La predicación de los cielos es maravillosa en tres aspectos: 1) como predicación realizada toda la noche y todo el día, sin interrupción (vers. 2); 2) como predicación en todos los lenguajes (vers. 3); 3) como predicación en todas partes del mundo, y en cada parroquia de cada parte, y en cada lugar de cada parroquia (vers. 4). Pastores diligentes, que predican sin cesar; pastores entendidos, que predican en todas las lenguas; y pastores ecuménicos, O católicos, que predican en todas las ciudades.

Éste es el primer libro de lectura de Dios, como si dijéramos, para toda clase de personas. Los paganos leen este libro, pero los cristianos están familiarizados con su Biblia. John Boys

Versículo 1. Los cielos cuentan la gloria de Dios.

El libro de la naturaleza tienes tres hojas: el cielo, la tierra y el mar, de los cuales el cielo es el primero y el más glorioso, y con su ayuda podemos ver las bellezas de los otros dos.

El que empieza a leer la creación estudiando las estrellas empieza el libro en el lugar debido.
>Los cielos son plural por su variedad, ya que comprenden los cielos acuíferos, con sus nubes en formas incontables; los cielos aéreos, con sus calmas y tempestades; los cielos solares, con todas las glorias del día, y los cielos estrellados, con todas las maravillas de la noche; lo que el cielo de los cielos debe ser no ha entrado en el corazón del hombre, pero allí todas las cosas cuentan la gloria de Dios de modo principal. No es meramente gloria lo que declaran los cielos, sino la gloria de Dios.

El firmamento anuncia la obra de sus manos. La expansión está llena de obras que muestran la habilidad suprema de las manos creadoras del Señor. En la expansión encima de nosotros Dios hace volar, por así decirlo, su bandera estrellada, para mostrar que el rey está en casa, y cuelga su escudo para que los ateos vean cómo El desprecia sus increpaciones. El que mira el firmamento y luego se hace llamar ateo, se muestra como un necio o un mentiroso. C. H. S.

Los cielos revelan la sabiduría, el poder y la bondad de Dios; toda criatura, por pequeña que sea, lo admira en ellos. Como una sala de espejos refleja un rostro en cualquier dirección, así el mundo entero manifiesta su misericordia y grandeza, revelando al Dios invisible a través de sus atributos. Anthony Burges

Durante la Revolución Francesa, Jean Bon St. André, el revolucionario vendeano, dijo a un labrador: «Voy a hacer derribar todas las cúpulas de las iglesias, para que no tengáis ningún objeto que os recuerde vuestras antiguas supersticiones.» «Pero» -replicó el labrador-«no puedes por menos que dejarnos las estrellas». John Bates

Versículo 1, 2. Podrían presentarse los dos primeros versículos de modo literal de la siguiente manera:

Los cielos CUENTAN la gloria de Dios.
El firmamento ANUNCIA la obra de sus manos;
Un día a otro día COMUNICA el mensaje,
Una noche a la otra EXHALA conocimiento.
—Henry Crak

Versículo 1-4. Aunque todos los predicadores de la tierra callaran, y toda boca humana cesara de publicar la gloria de Dios, los cielos arriba nunca cesarían de declarar y proclamar su majestad y gloria.

Aunque la naturaleza se mantuviera en silencio cuando el sol en su gloria alcanza el cenit en el cielo de azur, aunque el mundo guardara su silencio festivo cuando las estrellas brillan por la noche, con todo, dice el Salmista, hablan; sí, un silencio santo que es un hablar, siempre que haya un oído para escucharlo. Augustus T. Tholuck

Versículo 2. Un día comunica el mensaje a otro día, y una noche a otra noche declara la noticia. Como si un día emprendiera el relato allí donde lo dejó el otro, y cada noche prosiguiera la maravillosa historia que viene de la noche anterior. C. H. S.

Un día habla al otro, es un día enseña al otro. John Boys

Versículo 3. No es un lenguaje de palabras. No diré que la voz de Dios no se oiga; habla, en el mismo silencio, tan alto como un trueno que retumba. John Gadsby

Versículo 4-6. El comienzo de la dispensación del evangelio tal como fue introducida por Cristo es llamado el Sol de justicia levantándose (Malaquías 4:2). Pero esta dispensación del evangelio comienza con la resurrección de Cristo.

Aquí el Salmista dice que Dios ha colocado un tabernáculo para el sol en los cielos; también que Dios el Padre ha preparado una morada en el cielo para Jesucristo; ha puesto un trono para Él en el cielo, al cual El ascendió después de resucitar. Así Cristo, cuando resucitó de la tumba, ascendió a la altura del cielo, y mucho más arriba que todos los cielos, pero al final del día del evangelio va a descender de nuevo a la tierra.

Se dice aquí que el sol al levantarse «se alegra como un atleta corriendo su carrera». Así también Cristo, cuando resucitó, se levantó como un hombre de guerra, como el Señor fuerte y poderoso, el Señor poderoso en batalla. Jonathan Edwards

Versículo 5. Como esposo que sale de su tálamo;

Cristo es el esposo, la naturaleza del hombre la esposa, la conjunción y bienaventurada unión de ambos en una persona en su matrimonio. La mejor manera de reconciliar dos familias desavenidas es hacer un matrimonio entre ellas; así, también, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros en el mundo para que pudiera de esta manera hacer nuestra paz, reconciliando a Dios con el hombre y al hombre con Dios.

Mi pecado es su pecado, y su justicia es mi justicia. El que no conoció pecado, por mí fue hecho pecado; y, en sentido inverso, a pesar de no tener nada bueno, soy hecho justicia de Dios en El. John Boys

Versículo 6. Y nada hay que se esconda de su calor.

Las entrañas de la tierra están llenas del producto antiguo de los rayos de sol, y aun las cavernas más profundas del mundo han sentido su poder. Allí donde se cierra el paso a la luz, aún hay calor, y otras influencias más sutiles penetran de todas formas.

El camino de la gracia de Dios es sublime y ancho y pleno de su gloria; en todas sus manifestaciones ha de ser admirado y estudiado con diligencia. Jesús, como el sol, reside en medio de la revelación, teniendo su tabernáculo entre los hombres en todo su resplandor; gozándose, como el Esposo de su iglesia, para revelarse a los hombres, y, como un campeón, conseguir renombre para El. El hace un circuito de misericordia, bendiciendo los rincones más remotos de la tierra.

La tierra recibe su calor del sol, y por medio de la conducción, una parte del mismo penetra la corteza de nuestro globo. Por convección, otra porción es llevada a la atmósfera y la calienta.

Otra porción es radiada al espacio, según leyes que no entendemos bien del todo aún, pero que están evidentemente relacionadas con el color, la composición química, la estructura mecánica de las partes de la superficie de la tierra. Edwin Sidney en Conversaciones sobre la Biblia y la Ciencia

No sólo es en la cumbre de las montañas que se ve la luz de Cristo, como en los días anteriores a su venida y resurrección plena, cuando sus rayos, aunque invisibles para el resto del mundo, rodearon de gloria las cabezas de los profetas que le vieron, en tanto que para la parte principal de la humanidad estaba situado todavía por debajo del horizonte.

Ahora, sin embargo, Él ha subido y derrama su luz por todo el valle, así como sobre la montaña; ni hay nadie, por lo menos en estos países, que no capte algunos rayos de esta luz, excepto los que cavan y hurgan las madrigueras y se esconden en las cavernas del pecado.

No sólo ilumina los entendimientos, sino que ablanda y funde y calienta el corazón, de modo que amará la verdad, y producirá fruto de ello, y madurará el fruto que ha producido; y esto tanto en la planta más humilde que se arrastra por el suelo como en el árbol más elevado.
Julius Charles Hare

Versículo 7. La ley de Jehová es perfecta;

por medio de la cual no queremos decir meramente la ley de Moisés, sino la doctrina de Dios, toda la extensión de la Sagrada Escritura. No hay redundancias ni omisiones en la Palabra de Dios y en el plan de la gracia; ¿por qué, entonces, los hombres tratan de mejorarlo si es perfecto? El evangelio es perfecto en todas sus partes, y perfecto como conjunto; es un crimen añadir al mismo, una traición el alterarlo, y un grave error quitar de él.

Convierte el alma. El gran medio de la conversión de pecadores es la Palabra de Dios, y cuanto más cerca nos mantengamos en nuestro ministerio, mayores garantías tenemos de triunfar en nuestra empresa. Es la Palabra de Dios, más bien que el comentario sobre la Palabra de Dios por el hombre, que tiene poder sobre las almas.

Versículo 8. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón.

Nota el progreso; el que fue convertido, luego fue hecho entendido, y ahora es hecho feliz; esta verdad hace recto al corazón y luego da gozo al corazón recto. C. H. S.

¡Qué detestable es el descuido de los cristianos que no se preocupan de la Santa Escritura y se entregan a la lectura de otros libros! ¡Cuántas horas preciosas pasan muchos, y no sólo los días de entre semana, sino también los domingos, en novelas necias, historias fabulosas y Poemas lascivos! Y ¿por qué esto, sino que con ello se alegran y deleitan, cuando el pleno gozo sólo se encuentra en estos libros sagrados?

Otros libros pueden consolarnos en casos de problemas externos, pero no contra los temores internos; pueden alegrar la mente, pero no aquietar la conciencia; pueden animar y dar algunas chispas de gozo, pero no pueden calentar el alma con el fuego permanente de las consolaciones firmes.

Si Dios te da alguna vez oído espiritual para juzgar las cosas debidamente, vas a reconocer que no hay campanas como las de Aarón, ni arpa como la de David, ni trompeta como la de Isaías, ni flautas como las del apóstol; y vas a confesar con Petrus Damianus que los escritos de los oradores, filósofos y poetas paganos, que antes te gustaban tanto, ahora son aburridos y monótonos en comparación con el consuelo de las Escrituras. Nathanael ARDÍ

Alumbra los ojos. Tanto si el ojo está nublado por la aflicción como por el pecado, la Escritura es un hábil oculista que deja el ojo claro y brillante.

Mira el sol, y te hace cerrar los ojos; mira a lo que es más que la luz del sol, la de la Revelación, y te ilumina; la pureza de la nieve puede cegar al viajero alpino, pero la pureza de la verdad de Dios tiene el efecto contrario y cura la ceguera natural del alma.

Es bueno observar de nuevo la gradación; el convertido se vuelve un discípulo y luego un alma que se regocija; ahora se consigue un ojo discerniente, y como un hombre espiritual discierne todas las cosas, aunque él mismo no es discernido por ninguno.

Versículo 9. Permanece para siempre.

Cuando los gobiernos de las naciones son conmovidos por una revolución y las antiguas constituciones son abrogadas, es consolador saber que el trono de Dios queda inconmovible y su ley inalterada.

Versículo 10. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado.

La metáfora consigue fuerza por la manera en que es presentada: oro, oro afinado, mucho oro afinado; es bueno, mejor, el mejor, y por tanto no es sólo deseable para la codicia del avaro, sino mucho más que esto.

Los hombres hablan de oro sólido, pero ¿qué hay tan sólido como una verdad sólida? Por amor al oro se pone a un lado el placer, se renuncia a la comodidad y aun se pone en peligro la vida; ¿no estaremos dispuestos a hacer otro tanto por amor a la verdad?
C. H. S.

Y dulces más que la miel, y que el destilar de los panales. No hay diferencia para nosotros entre lo delicado de la miel del panal y la que está separada del mismo. Samuel Burder en Costumbres orientales

Versículo 11. Tu siervo es además instruido con ellos.

Cierto judío había concebido el plan de envenenar a Lutero, pero fue desengañado por un amigo fiel, que envió a Lutero un retrato de este hombre, advirtiéndole contra él. De este modo, Lutero conoció al presunto asesino y escapó de sus manos. Del mismo modo la Palabra de Dios, oh cristianos, muestra el rostro de los deseos carnales que emplea Satanás para destruir tus consuelos y envenenar tu alma. G. S. Bowes

En guardarlos hay un gran galardón. Hay una paga, y es grande; aunque nosotros no sacamos nada de la deuda, conseguimos grandes beneficios de la gracia. C. H. S.

No sólo por guardarlos, sino en el hecho de guardarlos hay gran galardón. Thomas Brooks

Versículo 12. ¿Quién podrá descubrir sus propios errores?

El que se conoce mejor es el que conoce mejor la Palabra, pero incluso éste se asombrará respecto a lo que no sabe, más bien que en el montón de felicitaciones por lo que sabe. C. H. S.

Nadie puede entender sus errores en cuanto a profundidad y fondo. En este punto hay dos cosas a considerar: 1) Una concesión. 2) Una confesión. Las Escrituras afirman que «Todos nos descarriamos como ovejas».

Todo hombre por naturaleza es como un árbol cortado de raíz, cuyos frutos son comidos por los gusanos. El hombre en sí, en la vida, es como un instrumento musical desafinado, que desafina en cada sonido. Aunque no los entendamos, son muchos. Robert Abbot

Si un hombre no se arrepiente hasta que ha hecho confesión de todos sus pecados al oído de un padre fantasma; si un hombre no puede tener absolución de sus pecados hasta que los ha contado al oído de un sacerdote, y puesto que, dice David, nadie puede entenderlos, y mucho menos expresar todos sus pecados, ¡ay!, ¿no se sentirá un hombre apartado del arrepentimiento por esta doctrina? John Bradford (mártir)

«El corazón del hombre es en extremo malvado, ¿quién puede conocerlo?» Obadiah Sedgwick

No hay aritmética que pueda poner número a nuestros pecados. Antes que lleguemos a contar hasta mil ya hemos cometido diez mil mas. Thomas Adam

Límpiame de los que me son ocultos. Los pecados secretos, como los conspiradores privados, deben ser buscados, o pueden causar daños irreparables; es bueno orar mucho respecto a ellos.

En el Concilio lateranense de la Iglesia de Roma fue aprobado un decreto por el que todo verdadero creyente debe confesar sus pecados, todos ellos, por lo menos una vez al año; y añadieron al decreto esta declaración: que no hay esperanza de perdón si no se cumple este decreto. ¿Qué hay que pueda compararse en absurdidez a un decreto así? ¿Suponen que pueden contar sus pecados de modo tan fácil como cuentan sus dedos? C. H. S.

«Desgraciado hombre de mí» dice Pablo, «¿quién me librará?» Verdaderamente, hermanos, el suyo no era pecado fuera, sino en casa; no al exterior, sino dentro; no era el pecar de Pablo con los hombres, sino el pecar de Pablo dentro de Pablo.

Como Rebeca estaba cansada, no debido a problemas exteriores, sino dentro de su propia casa «las hijas de Het» dentro de la casa le hacían la vida penosa-, del mismo modo la irrupción privada y secreta de corrupción dentro de Pablo era la causa de su turbación, que daba motivo a su deseo y exclamación: «¿Quién me librará?» Obadiah Sedgwick

Algunos pueden ver y no ven, como Balaam; otros quisieran ver y no pueden, como el eunuco; algunos ni ven ni pueden ver, como Faraón; algunos pueden ver y ven, como David. Thomas Adams

La ley del Señor es tan santa que es necesario orar pidiendo perdón incluso por los pecados escondidos. (NOTA: Este fue un texto principal de los reformadores contra la confesión auricular de los católicorromanos.) T. C. Barth, Manual Bíblico

Si aparece al exterior pecado en un hombre hay un ministro a mano, un amigo cerca, u otros le reprueban, le advierten y le guían; pero cuando es él mismo el artífice de sus deseos carnales, él mismo se priva de todo remedio público y procura y se arriesga a condenar su alma cubriendo sus pecados secretos con sumo cuidado, con algún barniz plausible que pueda producir una buena opinión en los demás respecto a sus caminos. Obadiah Sedgwick

Hay un poema singular de Hood, llamado «Sueño de Eugene Aram», un fragmento literario notable, que ilustra el punto que tratamos. Ararn ha asesinado a un hombre y ha echado su cadáver al río, «agua turbia, negra como tinta, en extremo profunda». A la mañana siguiente visita la escena de su culpa:

Y busca el maldito remolino,
Con ojo inquieto y receloso;
Y vio al muerto en el fondo del lecho,
Pues la corriente estaba seca.

Entonces cubre el cadáver con montones de hojas, pero se levanta un viento recio que se lleva la hojarasca y deja el secreto a la luz del sol.

Entonces incliné el rostro
Y empecé a llorar al punto,
Pues me di cuenta que la tierra
Se negaba a guardar el secreto;
Tierra o mar, ni que lo escondiera
A diez mil leguas de profundidad.

En acentos quejumbrosos profetiza su propio descubrimiento. El asesino entierra a su víctima en una cueva y la cubre de piedras, pero con los años, alguien descubre el hecho y lo ejecuta.

La hipocresía es un juego muy duro de jugar porque enfrenta a un engañador contra muchos observadores. ¡Pecador secreto! Si deseas un anticipo de la condenación en la tierra, sigue en tu pecado oculto, pues nadie es más desgraciado que quien peca en secreto mientras intenta salvar su fama.

El ciervo perseguido por sabuesos de fauces espumeantes es más dichoso que el hombre acosado por sus propios pecados. Sermón de Spurgeon sobre «Pecados secretos»

El que Satanás nos tiente es como prender fuego a leña seca, que pronto arde; nuestros corazones se encienden con la primera chispa que cae; como un vaso que está a punto de rebosar, a la menor sacudida se derrama.

Y por ello ocurre que muchas veces las tentaciones pequeñas y las ocasiones triviales dan motivo a grandes corrupciones; como un vaso que está lleno de licor nuevo, fácilmente produce espuma. Ezequiel Hopkins

La Escritura ordena a menudo el deber de escudriñar, probar, examinar y estar en contacto con nuestros corazones. Anthony Burgess

Versículo 12, 13. El que quiere pecar, cuando ha pecado dirá, no para fortalecer su alma contra Satanás, sino para halagarse a sí mismo en su pecado, que no es sino una debilidad; pero, que yo sepa, puede ir al infierno por sus debilidades.

David no dice «limpia», sino «preserva» a tu siervo de insolencia, o sea, el pecado de presunción. Podemos, pues, mantenernos a distancia. Obtén el perdón diariamente.

A menos que los resistas, estos pecados te dominarán. Sigue, luego, «entonces seré irreprochable»; de modo que el hombre en quien el pecado o pecados de presunción no tienen dominio es un hombre recto. Richard Capel

Versículo 13. Preserva a tu siervo.

El hombre malo considera una cruz ser restringido del pecado, mientras que el buen hombre goza al ser apartado de él. El mal hombre deja el pecado como un amigo a otro o un amante a su amada: con afecto unido y planes de volver a él. En cambio, el buen hombre se preserva del pecado como de un enemigo mortal, cuya presencia aborrece y desea que sea destruido.

La desgracia del justo es tener un corazón que debe dominar; la aflicción del impío es vivir siempre retenido por cuerda y brida. Obadiah Sedgwick

No es nuestra gracia, nuestra oración ni nuestra vigilancia lo que nos guarda, sino que es el poder de Dios, su diestra, que nos apoya. Anthony Burgess

Dios guarda a sus siervos de pecar: 1) Por medio de la gracia preservadora; 2) por medio de la gracia ayudadora; 3) por medio de la gracia avivadora; 4) por medio de la gracia directiva, y 5) por medio de la gracia activa. Condensado de Obadiah Sedgwick

De los pecados de presunción. Los pecados de presunción son peligrosos de modo especial. Es notable que, aunque Dios proveyó una expiación para toda clase de pecado, la ley judía hace una sola excepción: «Pero el alma que peca por presunción, no tendrá expiación; será cortada de en medio de mi pueblo.»

Los pecadores por presunción mueren sin perdón, han de esperar recibir una doble porción de la ira de Dios y una porción más terrible del castigo eterno en el hoyo cavado para los malos. C. H. S.

Los rabinos distinguen todos los pecados en los cometidos por ignorancia y los de presunción. Benjamin Kennicott

Cuando el pecado comienza a pasar de un acto a un deleite, del deleite a nuevos actos, de la repetición de actos pecaminosos a una indulgencia en el vicio, a un hábito y costumbre y a una segunda naturaleza, de modo que todo lo que toca es gravoso y hiere el corazón del hombre; cuando ha llegado al lugar de Dios y requiere ser amado con toda la fuerza, hace retirar la gracia y los demás vicios le prestan homenaje, exige que todo sea sacrificado al mismo y ser servido con la reputación, la fortuna, cuerpo y alma del hombre, hasta la pérdida irreparable de su tiempo y su eternidad, cuando llega a esta altura en su dominio, entonces el pecado pasa a ser «excesivamente pecaminoso». Adam Littleton

David pide que Dios le preserve de los pecados de presunción, de los pecados conocidos y evidentes, tales como los que proceden de la elección de la voluntad perversa contra la mente iluminada. Alexander Cruden

Que no se enseñoree de mí. Todo pecado, por pequeño que sea, puede dominar con el tiempo, pero el de presunción altera el alma al instante, debilitando el espíritu y dando a la carne una ventaja devastadora, incluso hasta su total conquista. Robert Sanderson

David ora: “Líbrame de los que me son ocultos”, refiriéndose a pecados por ignorancia, y luego pide protección contra los de presunción, cometidos con pleno conocimiento. Por eso clama: “Que no se enseñoreen de mí”, pues solo así será irreprochable y libre del pecado imperdonable.

Porque para cometer este pecado hay dos cosas que son necesarias: luz en la mente y malicia en el corazón; no sólo malicia, sino también luz. Thomas Goodwin

Las almas felices oran diariamente, bajo un sentimiento de paz y por medio de la sangre de Jesús, y la gracia de Dios las conserva. Estas se conocen verdaderamente, ven su peligro de caer, no quieren, no se atreven a paliar o aminorar la odiosa naturaleza y deformidad de su pecado.

No suavizan el nombre del pecado, para no menospreciar el infinito valor de la sangre de Jesús, derramada para expiar su culpa.

¡Ay!, el santo más exaltado, el creyente más establecido, si se deja a él mismo, pronto va a cometer los pecados más horribles, los pecados de presunción, que acabarán dominándole. Willam Mason en Un tesoro espiritual para los hijos de Dios.

Entonces seré irreprochable y quedaré libre de grave delito. David tiembla ante la idea de haber cometido el pecado imperdonable. El pecado secreto es una pasarela hacia el pecado de presunción, y éste es el vestíbulo del «pecado que es para muerte». El que tienta al diablo a que le tiente, está en el camino que le llevará de mal en peor, y así más y más. C. H. S.

El alma tentada a pecar es como una piedra en la ladera: al inicio fácil de detener, pero con ímpetu, ¿quién la frenará? Y, por tanto, la mayor sabiduría del mundo es observar los primeros movimientos del corazón, para frenarlo y detenerlo. G. H. Salter

Ten cuidado con los pecados próximos al pecado contra el Espíritu Santo: hipocresía, religión superficial, fingir ante Dios, pecar contra la conciencia y la luz recibida, y la presunción.

Estos pecados, aunque ninguno de ellos es un pecado directo contra el Espíritu Santo, sin embargo se acercan al mismo. Robert Russell

Versículo 14. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Las palabras de la boca son una burla si el corazón no las medita. C. H. S.

Pero, Señor, ¿qué son mis palabras?, ¿qué son mis pensamientos?

Unos y otros son malos: mi corazón, fuente de corrupción; mi lengua, corriente impura. ¿Ofreceré tal sacrificio a Dios?

Si un animal cojo o ciego era abominable, ¡cuánto más lo inmundo! Y, aun así, Señor, mi ofrenda no es mejor: palabras vacilantes, pensamientos errantes, indignos de Ti.

 Con todo, esto es lo mejor que tengo. ¿Hay remedio? Si es que existe, está en Ti, oh Señor, es en Ti que debo buscarlo y por ello lo estoy buscando en Ti.

Solo Tú, Señor, puedes santificar mi lengua; purifica mi corazón para que mis palabras y pensamientos sean aceptables y deleiten tu presencia. Arthur Lake en Meditaciones divinas

Charles Spurgeon