La sanidad de profundo nivel tiene que ver con todo el individuo al menos de dos maneras. Primero, el objetivo es que la persona sea completamente sana en su cuerpo, alma y espíritu.
A través de todo este libro se discute este tópico. Sin embargo, esta primera sección se enfoca en la sanidad en un segundo aspecto: el hecho de que necesitamos tratar con la totalidad de la persona cuando estamos procurando una sanidad de profundo nivel.
Las personas no son sólo una colección de varios componentes. Cada parte de una persona está intrínsecamente conectada con muchas otras partes, de modo que todas funcionan en forma integrada.
En función del análisis podemos hablar acerca del espíritu, el cuerpo, la mente, las emociones, la personalidad y la voluntad del ser humano; pero en la vida real todo esto es una sola unidad en cada persona; no funcionan separadamente y no se deben tratar de manera aislada de las demás como generalmente lo hacen los profesionales de la salud.
Si sentimos dolor físico, lo usual es que vayamos a un médico que simplemente trata el problema de la enfermedad como si ésta no tuviera nada que ver con el resto de nuestro ser.
Si tenemos una dificultad emocional o sicológica, acudimos a un sicólogo quien trata específicamente esa parte del alma. Y para los problemas espirituales vamos al pastor o a otro consejero espiritual que busca la ayuda de Dios.
Tales enfoques en el tratamiento del problema son generalmente inadecuados. Incluso los médicos admiten que más del 80 por ciento de las dolencias físicas son causadas por problemas emocionales.
Un médico que trabaja en el hospital mental del estado de Tennessee, Estados Unidos, lo expresó de esta manera: “La mitad de mis pacientes podrían irse a casa si supieran que han sido perdonados por Dios o por otra persona”.
No obstante, el entrenamiento científico que ha recibido rara vez capacita a un médico para tratar eficazmente las emociones de una persona. Ha aprendido a tratar al pacientecon los productos químicos (alopatía), simplemente como un cuerpo físico.
De igual manera, aunque algunos sicólogos sugieren que muchas de las dificultades emocionales hunden sus raíces en problemas espirituales, rara vez están en capacidad de ayudar en el área espiritual.
Y es muy triste ver que los programas de entrenamiento sicológico en las instituciones cristianas difieren poco de su contraparte secular y frecuentemente enseñan que no se deben combinar la consejería espiritual y la consejería profesional.
Las personas funcionan como unidades integradas y, cuando se lesionan, generalmente necesitan sanidad en más de una parte de su ser.
Como lo ha dicho Rita Bennett, “su alma –el intelecto, la voluntad, las emociones, los recuerdos, el subconsciente, la personalidad, la creatividad y las motivaciones– tiene el potencial para disfrutar de paz total, pero puede haber en ella heridas, algunas muy profundas, que aún no han sido sanadas. Cada uno de nosotros necesitará sanidad adicional en el transcurso de nuestra vida”.
De modo que la regla nuestra es tratar con la persona integral –el espíritu, el alma (que incluye la mente, las emociones y la voluntad), y el cuerpo, y procurar la sanidad a un nivel tan profundo como sea necesario.
En este sentido, la sanidad de profundo nivel es más incluyente, más holística que cualquiera de los modelos comunes de sanidad. También es más personal y más enfocada en el amor porque creemos que de eso trata la sanidad, de amar a la gente.
Es absolutamente esencial en la práctica de nuestro ministerio que las personas salgan con la seguridad de que son amadas.
Muchas veces las personas acuden en busca de ayuda, con problemas físicos que desaparecen cuando se tratan algunos aspectos emocionales.
Una corta charla acerca de los problemas físicos revela a menudo otros problemas emocionales, o de relación interpersonal, más profundos.
Cuando tratamos con el área integral más profunda de nuestro ser, generalmente el problema superficial se ve más pequeño ó desaparece.
No obstante, hay ocasiones en que el problema superficial permanece, pero lo positivo es que la persona declara haber recibido una sanidad más profunda mediante el toque del Espíritu Santo.
Es frecuente que la persona a la cual se ministra sea sanada de cosas que nunca se imaginó, ya sea a cambio de lo que sufría inicialmente o como algo adicional.
La experiencia de Yudy ilustra este principio. Ella había sufrido dolor de espalda durante seis años y mi colega, el doctor Peter Wagner, quien tiene un don especial para tratar con problemas físicos, oró por ella.
Cuando no hubo ningún resultado, él me la envió para que viera si había algún asunto más profundo el cual tratar. Como es mi costumbre, le pregunté a la paciente qué estaba ocurriendo en su vida cuando comenzó el dolor.
Me contó que tenía cuatro meses de embarazo cuando principió el dolor en su espalda, lo mismo que había ocurrido cuando perdió su primer bebé.
De esta manera trabajamos con el asunto del dolor de su aborto, lo que le permitió a Yudy entregar a Jesús tanto su herida emocional como su bebé.
Inmediatamente fue liberada de su dolor de espalda, y como un beneficio adicional fue sanada de otras dolencias físicas mediante la oración realizada por el doctor Wagner.
Charles H. Craft
El Dr. Charles H. Craft vive en California con su esposa. Se desempeña como Vicepresidente de Hearts Set Free Ministries, donde dirige seminarios sobre guerra espiritual, curación y liberación y ha escrito numerosos libros.