¿Qué hay de malo conmigo? ¿Por qué nadie me toma en serio? Lo he dado todo tantas veces. Lo único que siento ahora es una profunda soledad.
Del diario de una joven
En aquel tiempo lo único que me importaba era él. Dejé atrás la fe, a los que me rodeaban. Lo único que importaba era complacerlo a él.
Me enamoré de forma ciega. Sí, todavía quería servirle a Dios, ser fiel, hacer su voluntad pero a Dios no lo veía, a él sí lo veía; a Dios no lo escuchaba, a él sí lo escuchaba.Luego quedé embarazada y entonces perdí al bebé.
En una ocasión conocí a una joven que vino con un profundo dolor a pedir ayuda. Al hablar con ella, poco a poco y de forma triste, describió la relación que sostenía con su novio: los gritos, las humillaciones, las frases hirientes y los golpes.
Después de escucharla detenidamente, le dije: «En este tipo de relaciones no hay amor. Es indispensable alejarse. Una relación así no se puede sostener. Creo que lo más acertado es que la termine cuanto antes».
Sin embargo, el razonamiento de la joven era distinto: «Es que usted no me comprende. Él realmente me ama. Es cierto que me trata mal y pierde el control, pero se arrepiente y llora…»
Le expliqué lo que es un ciclo de violencia, la forma en que, luego de arrepentirse de la agresión, viene un periodo de calma y «felicidad momentánea», para volver a la agresión y empezar el ciclo de nuevo.
Le advertí sobre el peligro que corría su vida, y de la necesidad de que se sometiera a un proceso de terapia… pero ella estaba convencida de que él la amaba y que ella también lo amaba a él.
Con el tiempo esa joven contrajo matrimonio con su novio. Después de numerosas experiencias llenas de sufrimiento, y las subsecuentes consecuencias de exponerse a una situación de agresión prolongada, ella terminó en el hospital, y el matrimonio terminó en divorcio.
El amor construye, no destruye
¡Esto no es amor! El amor construye, no destruye. Quienes establecen relaciones de amor tienen un saldo positivo de gozo y satisfacción. El amor está fundamentado en la dignidad y en el respeto mutuo.
Además, usualmente las personas con una sana autoestima y estabilidad emocional son las que llegan a tener relaciones de este tipo. Por lo tanto, no lo logra el que es celoso en extremo, ni el que posee en lugar de amar.
Esto nos lleva a retomar el tema del «conquistador» y de quienes se someten a él, o bien a ella. ¿Qué es lo que busca el «conquistador»? Y así también, ¿qué busca el que se deja seducir y, por ende, maltratar?
A partir de la observación, y conversando con muchas personas, me he dado cuenta de que en los grupos de jóvenes en los que se reúnen para socializar, es frecuente la presencia de algunos cuyo objetivo principal para asistir es la oportunidad de conquistar.
La conquista en sí no tiene aspecto negativo. Conquista también quien pretende ganar el amor de su amada o amado, con propósitos nobles y de compromiso.
Sin embargo, hablaremos aquí del conquistador que procura atraer al otro con propósitos utilitarios.
Al conquistador no le interesa el otro como persona; su objetivo principal es la satisfacción de su deseo sexual y egocéntrico. Casi nunca mide las consecuencias de sus acciones.
Su interés está centrado, casi de forma obsesiva, en obtener placer físico y alimentar su ego a partir de las conquistas que logra.
De esta forma, sus «presas» se convierten en trofeos, y su autoimagen de «gran ganador» se fortalece a medida que van quedando, en el camino que recorre, las emociones mancilladas de quienes, comprometiendo su salud integral, se rindieron a sus encantos.
Frecuentemente, estas personas tienen gran facilidad de palabra, y conocen bien lo que los demás quieren oír de sí mismos.
De esta forma, en su conversación no tardan en aparecer frases como: «Eres muy especial», «Nunca había conocido a alguien como tú», «Eres muy interesante».
Poco a poco van ganando terreno, y por lo general la culminación de su conquista es lograr tener contacto genital con la otra persona.
Puede ser que continúen la relación por un corto tiempo, pero usualmente, luego de haber logrado su objetivo principal, pierden interés.
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