Los Fundamentos del Pensar Cristiano Estudios Biblicos de John Stott
La realidad de Dios
La mente cristiana reconoce a Dios como la realidad suprema dentro y más allá de todo fenómeno. La realidad del Dios viviente y el hecho de que la Biblia se centre en Dios, son indispensables para la mente humana.
La Biblia es un libro hecho por Dios acerca de Dios. Hasta se podría decir que es la autobiografía de Dios. Dios se está revelando a sí mismo a través de las Escrituras. Se describe como Creador y Señor, como Redentor, Padre y Juez.
Por lo tanto, la mente cristiana es una mente centrada en Dios. Permítanme ahora pensar en dos implicaciones de esta verdad. En primer lugar el significado de la sabiduría. La sabiduría es un tema prominente en la Biblia. Creo que todos quisiéramos tener la reputación de ser sabios.
El Antiguo Testamento contiene, además de la Ley y los profetas, una tercera sección llamada de literatura sapiencial que consta de cinco libros: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantares.
El Rey David y el Rey Salomón vivieron muchos, muchos años, con muchas, muchas concubinas y muchas, muchas esposas; pero cuando llegaron a la vejez con muchos remordimientos, el Rey Salomón escribió los Proverbios y el rey David los Salmos.
Estos cinco libros de sabiduría tratan los siguientes temas: ¿Qué significa ser un ser humano? ¿Cómo es que el sufrimiento, el mal y el amor, forman parte de nuestra humanidad? Eclesiastés por ejemplo, es muy conocido por su estribillo pesimista: "Vanidad de vanidades, todo es vanidad" (1:2), o "Sin sentido, sin sentido, todo es sin sentido".
Este libro demuestra lo absurda que es una vida sin Dios. Es la falta de sentido de la vida humana que, por lo tanto, ignora la realidad de Dios. Si la vida se reduce al pequeño período de 70 años, con todo el sufrimiento y la injusticia que obtiene; y si para todos termina de la misma manera, muriendo como un perro; entonces "sin sentido, sin sentido, todo es sin sentido".
Sólo Dios le puede dar sentido a la vida. Puede convertir la locura humana en sabiduría. Sin Dios no hay más que locura y futilidad. Esta es la tragedia del vacío espiritual del mundo hoy en día, y de ahí viene el rechazo del secularismo por parte de la mente cristiana.
El secularismo niega la realidad de Dios y, por lo tanto, destruye la auténtica humanidad. No solamente destrona a Dios, sino que también reduce el potencial del ser humano a menos de lo que es su potencial.
El ser humano sin Dios ya no es humano. La segunda implicación de la realidad de Dios es la preeminencia de la humanidad. La mente cristiana es una mente centrada en Dios y, por lo tanto, también una mente humilde, debido al carácter teocéntrico de la Biblia.
De acuerdo a la Biblia, nada es tan vulgar como el orgullo y nada es tan atractivo y hermoso como la humildad que nos hace inclinarnos ante el Dios viviente y recordar que Dios es Dios. La historia de Nabucodonosor (Daniel 3-5) es una gran advertencia para nosotros.
Paseaba por el palacio real en Babilonia y hablaba consigo mismo: "¿No es esta la gran Babilonia que yo he construido con mi poder y para la gloria de mi majestad?" Notemos que él pedía para sí mismo el poder, el reino y la gloria, exactamente la antítesis de la doctología; y no nos sorprenda que mientras estas palabras salían de sus labios, el juicio de Dios cayera sobre él.
Fue privado de su reino y echado del palacio. Vivió con los animales y comió con ellos. Su cabello creció como las plumas de las águilas y sus uñas como garras de aves.
En otras palabras, enloqueció; y solamente cuando reconoció que el Dios altísimo reinaba sobre los reinos de los seres humanos, y elevó su mirada en adoración humilde frente a Dios, se le restituyeron su razón y su reino. La moraleja es: a aquellos que andan con orgullo, Dios los humilla. El orgullo y la locura van de la mano, y asimismo la humildad y la razón.
En ningún punto choca tan fuerte la mente cristiana con la mente secular como en esta insistencia en la humildad. La mente secular desprecia la humildad, las grandes religiones tampoco la recomiendan, y nuestra cultura está dominada más de lo que pensamos por la filosofía del poder de Nietzsche.
Nietzsche escribió acerca del surgimiento de lo que él consideraba una raza que tuviese el coraje de dominar, que fuese ruda, brava.
De manera que su ideal era el superhombre, mientras que el ideal de Jesús es el niño, y no hay posibilidad de compromiso entre estos dos ideales. Tenemos que escoger. La realidad de Dios le da a la mente cristiana su perspectiva primera y esencial.
La mente cristiana rehusa honrar cualquier cosa que deshonre a Dios. Aprendamos a evaluarlo todo basándonos en este criterio: Da gloria a Dios, o toma de la gloria de Dios. Esta es la elección, y explica por qué la sabiduría es el temor de Dios y por qué la humildad es la virtud más grande.