A los Pies de Jesús

La humildad y el amor expresados en lágrimas de arrepentimiento. Descubre el significado de la verdadera adoración y el perdón en Cristo.

A LOS PIES DE JESÚS

«Y estando detrás de El a sus pies, llorando, co­menzó a regar con lágrimas sus pies, y los enju­gaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con perfume»
Lucas 7:38

I. UNA POSICIÓN NATURAL.
Esta postura es admirable por muchas razones.

  • Puesto que El es divino, debemos rendirle la más hu­milde reverencia.
  • Puesto que somos pecadores, debemos hacer una hu­milde confesión.
  • Puesto que es Señor, expresémosle nuestra plena sumisión.

Lo mejor de todo es que podemos estar a sus pies gozo­samente, inclinándonos ante El; lo peor es que todos tendrán que ponerse en tal posición, quieran o no.

II. ES UNA POSTURA ADECUADA Y AYUDADORA.

  • Para el penitente lloroso (Lucas 7:38). 1 Nuestra humildad ayudará al arrepentimiento. Nuestra humilde sumisión traerá seguridad. Nuestra buena obediencia nos preparará para el ser­vicio.
  • Para un convertido fiel (Lucas 8:35). En esta posición los demonios son echados fuera y no nos gobiernan más.
  • Para un intercesor (Lucas 8:41).
  • Rogamos mejor cuanto más humillados nos hallamos. Podemos ser jefes de la sinagoga, pero cuando nuestro corazón está quebrantado hallamos más reposo y espe­ranza «a sus pies».
  • Para un adorador agradecido (Lucas 17:16). El leproso curado expresó así su gratitud. Los ángeles le adoran en esta posición, dándole gracia
  • Para el santo que contempla la gloria de su Señor (Apocalipsis 1:17).
  • Sobrecogidos de admiración, humillados, llenos de gozo, enajenados en éxtasis.
  • El es tan digno de que le rindamos toda reverencia. El ha recibido tantos desprecios de nosotros que bien se merece lo opuesto: besar sus pies.

III. ES UNA POSICIÓN SEGURA.

  • Jesús no rehusará esta posición, pues es la que nos corresponde ocupar.
  • Jesús no se burlará de la humilde postura de aquel que, desesperado y desengañado, se arroja de este modo ante El.
  • Jesús no permitirá ningún daño a los que buscan refu­gio a sus pies.
  • Jesús no negará el eterno privilegio de permanecer así.

Cuando el misionero danés establecido en Malabar puso algu­nos de sus convertidos a traducir un catecismo en el cual se decía, naturalmente, que los creyentes son hechos hijos de Dios, uno de los traductores quedó tan admirado que repentinamente levantó su pluma y exclamó: «¿No es esto demasiado? Yo creo que más bien deberíamos traducirlo: “Le será permitido besar sus pies”.» — G. S. bowes.

El reverendo Mr. Young estaba visitando, un día tempestuo­so, entre algunas personas de su congregación, a un anciano que vivía con gran pobreza en una cabaña solitaria, a algunas millas de Edimburgo.

Le halló sentado con la Biblia abierta sobre sus rodillas, pero en circunstancias externas de gran in­comodidad, pues la nieve estaba produciendo una notable gotera en el techo, entraba agua por debajo de la puerta y no había apenas fuego en el hogar. «.¿Cómo está hoy, señor Juan?», fue la pregunta del visitante «¡Oh, señor! —dijo el feliz creyente—, estoy sentado bajo la sombra de sus alas con gran deleite.» — CHRISTIAN TREASURY.

El fin de toda predicación cristiana es arrojar a los peca dores temblorosos a los pies de Jesús en busca de misericordia. — vinet.

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