Por qué la Cruz fue Necesaria

¿Por qué la cruz fue necesaria?
Porque ningún esfuerzo humano podría cerrar el abismo que el pecado abrió entre Dios y nosotros. 

¿Por qué la cruz fue necesaria? Porque el pecado no es un simple error, sino una rebelión radical contra un Dios santo que exige justicia.

La coincidencia histórica entre la crucifixión y el Yom Kippur (Día de la Expiación judío) no es casualidad. Ambos eventos gritan una verdad incómoda para el mundo moderno: el pecado no es un error trivial, sino una rebelión que demanda justicia.

En el Antiguo Testamento, Levítico 17:11 establece: “La vida de la carne está en la sangre, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar”. Los sacrificios de animales eran un drama divino: cada cordero muerto ilustraba que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Pero estos ritos eran insuficientes; como explica Hebreos 10:4, “la sangre de toros y machos cabríos no puede quitar los pecados”. Señalaban hacia Cristo, el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).

La cruz desnuda la gravedad del pecado. Muchos hoy lo reducen a “errores” o “debilidades”, pero Dios lo ve como un virus mortal que corrompe su creación.

Cuando Jesús grita “Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Marcos 15:34), experimenta el abandono que merecíamos nosotros. El Padre no podía mirar el pecado acumulado sobre Él. Esto contradice visiones sentimentales de un Dios que “pasa por alto” el mal. Como escribe R.C. Sproul: “Dios no solo demanda justicia; Él es justicia”.

Pero la cruz también revela la profundidad del amor divino. Romanos 5:8 lo resume: “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Aquí hay paradoja: lo más violento (el asesinato del Hijo de Dios) se convierte en lo más redentor. Como el sumo sacerdote rociaba sangre en el propiciatorio, Cristo ofrece su sangre para cubrir nuestro pecado y restaurar nuestra relación con Dios.

Implicaciones prácticas:

  1. Humildad: Reconocer que necesitamos rescate destruye la autojustificación.
  2. Gratitud: Quien entiende el costo del perdón vive en adoración (1 Juan 3:1).
  3. Santidad: Si el pecado exigió tal sacrificio, ¿cómo trivializarlo? (1 Pedro 1:15-16).

Conclusión: La cruz no es un mero símbolo de amor, sino el lugar donde la justicia y la misericordia de Dios se besan (Salmo 85:10).

Danilo Montero