La Oración de María

María no podía comprender cómo el Hijo de Dios iba a formarse en ella, pero creyó que así fuera y se entregó para que la voluntad de Dios se cumpla en ella.

LA ORACIÓN DE MARÍA
Lucas 1:30-38

«Tú te detuviste sobre tu azotado hijo, oh Señor, Y en medio de la tiniebla pronunciaste la palabra sanadora; Tú todo lo conoces, y con gentil poder, Me concediste el beso de una madre en mi aflicción.»
Cuando el poder del Altísimo se detuvo para cubrir a la humilde María, ello fue para ella en verdad una manifestación de gentil poder. Ella podía verdaderamente decir: «Tu gentileza me ha hecho grande» (2 S. 22:36).

I. La promesa.

«Deja de temer, María, porque has hallado gracia ante Dios. Mira, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús» (vv. 30, 31). Ella hallo gracia, no como una que la mereciera o la comprara. La gracia de Dios, que es favor, nunca es encontrada por aquellos que la buscan como algo debido. El don de Dios es vida eterna.

II. La pregunta.

«¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» (v. 34). Tener a Cristo formado dentro de nosotros es tener la bendición sobre todas las bendiciones. Pero, ¿cómo será esto? Escuchad, cielos, y responde, tierra. ¿Cómo será esto? No está en el hombre poderlo razonar, y en toda experiencia meramente humana es cosa imposible. ¿Quién puede sacar algo limpio de lo inmundo? Tenéis que nacer de nuevo. ¿Cómo puede ser esto?

III. La respuesta.

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (v. 35). A la pregunta de María, ¿cómo será esto? la respuesta de Dios es «El Espíritu Santo». ¿Cómo debe ser su Hijo revelado en mí? (Gá. 1:16).

No es de hombre, ni de la carne, ni de obras, ni por fuerza ni poder, sino por mi Espíritu, dice el Señor. Aquel que cubría la creación en la antigüedad debe cubrirte a ti. Es el Espíritu el que vivifica. Apliquemos este gran pensamiento a:

1 EL CAMINO DE DIOS PARA LA SALVACIÓN. ¿Cómo será esto? Bien, tiene que venirte a ti como vino este honor a María.

2 Como gracia de Dios. No puedes comprarlo, y jamás lo merecerás. La respuesta de Dios a tu pregunta acerca de cómo debe venir a tu corazón y vida es: «El Espíritu Santo» (Jn. 3:5). Como lo hizo María, cree en la Palabra de Dios, y reposa.

3 EL CAMINO DE DIOS PARA LA SANTIFICACIÓN. Esto, como la salvación y la formación de una nueva naturaleza dentro de nosotros, es todo de Gracia. Es la gracia de Dios. Es Dios quien obra en nosotros tanto el querer como el hacer de su buena voluntad. ¿Cómo será esto?

La respuesta divina vuelve a ser la misma: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti». Las tormentas y las pruebas de la vida pueden arrancar a su paso muchas hojas secas de un carácter exterior, pero no hay nada como el surgimiento de la nueva vida para despojarse de la vieja. Sed llenos del Espíritu.

4 EL CAMINO DE SERVICIO DE DIOS. A todas nuestras preguntas en cuanto a cómo seremos hechos fructíferos en la obra del Señor, Él tiene solamente una respuesta: «El Espíritu Santo». En Mí, dice el Señor, se encuentra tu fruto. ¿Cómo glorificaré a Dios en mi cuerpo y espíritu? El poder del Altísimo te cubrirá.

Como vasos, debemos ser llenados con el Espíritu y con el conocimiento de su voluntad. Como instrumentos, debemos ser limpiados y totalmente entregados a su voluntad. Como agentes, actuamos en su Nombre y para su causa. «Por tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones, bautizándolos en nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» (Mt. 28:19, 20). «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo» (2 Co. 5:20).

IV. La oración. María exclamó: «Hágase conmigo conforme a tu palabra» (v. 38).

Esto es muy hermoso. María no podía comprender cómo el Hijo de Dios iba a formarse en ella, pero creyó que era su voluntad llena de gracia que así fuera. Y de inmediato se entregó, en espíritu, alma y cuerpo, para que la voluntad de Dios se hiciera en ella y por medio de ella. «Hágase conmigo conforme a tu palabra.» Esta breve, profunda, abnegada oración tan glorificadora de Dios respira el secreto de la salvación, de la santificación y del servicio eficaz.

No se haga lo que Yo quiero, sino lo que Tú. Tomemos esto como ejemplo de cómo estas palabras llenas de gracia pueden ser recibidas y cumplidas en nosotros. Sed santos, porque Yo soy santo. ¿Cómo será esto? El Espíritu Santo vendrá sobre ti. Hágase conmigo conforme a tu palabra.

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