CÓMO IR AL ENCUENTRO DE DIOS. Bosquejo Bíblico para predicar de 1 Reyes 20:32
El Rey Eduardo III asedió Calais, en 1327, y cuando la ciudad no pudo resistir más, accedió a perdonar la ciudad con la condición de que seis de sus principales ciudadanos salieran vestidos de saco y con sogas al cuello.
Solo les fue perdonada la vida por intercesión de su esposa, la Reina Adelaida. Nos preguntamos si Eduardo III tomó su idea de la Biblia, porque hay una escena similar en 1 Reyes 20.
Durante la vida del profeta Elías, cinco años después de los sucesos del Carmelo, Ben-adad, rey de Siria, ayudado por treinta y dos reyes, subió contra Israel.
Acab se atemorizó y accedió a pagar una suma de dinero para salvarse a sí mismo y a su pueblo. Pero Ben-adad se excedió, y Dios lo entregó en manos de Acab, teniendo lugar una gran matanza.
Ahora, sin ejército y en tierra extraña, estaba en terrible peligro. Entonces le hablaron sus consejeros.
–Hemos oído que los reyes de Israel son misericordiosos–dijeron ellos, y decidieron entregarse a su misericordia. Vestidos de saco y con sogas alrededor del cuello, acudió una representación ante el rey, y consiguieron que se les concediera la vida y la libertad.
En la solitaria isla de Patmos, que tiene un perímetro de solo veinticuatro kilómetros, vivía un ermitaño. Cuando le preguntaron por qué vivía en tal soledad, contestó:
–Algún día tendré que encontrarme con Dios. Me estoy preparando para aquel día.
Su deseo de estar preparado es encomiable, pero no el modo de prepararse. El mejor preparativo para encontrarse con Dios en la Tierra Mejor es encontrarse con Él aquí abajo. «Allí me encontraré contigo», le dijo Dios a Moisés, refiriéndose al Arca con su Propiciatorio rociado con sangre.
Dios tiene su punto de reunión, y es la Cruz de nuestro Señor Jesucristo. Observa, al leer esta historia:
I. Su peligro. Eran enemigos, y habían tomado armas contra Israel. Nosotros somos rebeldes contra Dios, tanto por nacimiento como por elección. «El que no está conmigo, contra mí está», dice la Palabra del Señor.
II. Su esperanza. Oyeron de la misericordia de Israel, contra quien habían acudido a luchar. ¿No es misericordioso nuestro Dios? La misericordia es uno de sus atributos morales. Tenemos un Dios misericordioso.
III. La acción de ellos.
1 Se vistieron de saco–emblema de dolor–nuestro dolor a causa de nuestros pecados.
2 Se pusieron sogas alrededor del cuello, su confesión actuada de que eran dignos de muerte.
3 Su confesión de palabra, y su ruego de misericordia.
IV. Su salvación.
1 PERDÓN. «Le hizo subir en un carro.»
2 AMISTAD. Tratados como amigos, no como enemigos.
3 RESTAURACIÓN. Restaurado de vuelta a su casa y amigos y a sus antiguas posesiones. En Cristo ganamos más de lo que perdimos en Adán.
4 PACTO. Véase Hebreos 8:10-13.