MÁS QUE VENCEDORES
Bosquejo bíblico para predicar de Romanos 8:35-37
I. Debemos ser vencedores. No esclavos de las modas y de los placeres de este mundo, sino vencedores para Dios. Habiendo nacido de Dios, pertenecemos a la clase alta, y vencemos al mundo por medio de la fe.
II. Somos vencedores en medio de padecimientos.
La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, y la espada. Todo esto sigue estando con nosotros, pero la fe da la victoria. Somos siempre entregados a la muerte por causa de Jesús. Este mundo actual siempre mantiene en el lugar de los muertos a aquellos que tienen en sí la vida de Jesús, pero ellos siguen venciendo sin importar cuales sean las adversidades y persisten en conocerle más a Él.
III. Somos más que vencedores.
Los enemigos no son solo vencidos y sometidos, sino que son atraídos como siervos bien dispuestos a la obra del Señor. Saulo fue más que vencido cuando pasó a ser predicador de aquel Evangelio que tanto había aborrecido.
Observa esto: Para ser más que vencedores tenemos que ser más que vencidos. No es suficiente que venzamos; tiene que haber una bien dispuesta y total rendición de nosotros mismos en manos de Dios, para decir, ser y hacer todo lo que Él pueda disponer.
IV. Somos más que vencedores por medio de Él.
El poder de la victoria y de un obrar agresivo por Dios no está en nosotros mismos, ni en nuestros planes ni en las organizaciones, sino en el Dios que obra en nosotros.
Gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Ellos vencieron mediante la sangre del Cordero. La sangre del Cordero es el acerado filo de la espada de la Palabra, la santa arma del Espíritu. Aférrate a ella, empléala.
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