Nadie nos Arrebatará de su Mano

Nadie nos arrebatará de su mano, es la firme confianza que esperimentamos los creyentes en medio de las adversidades

Nadie nos arrebatará de su mano es la firme promesa de Jesús para sus seguidores

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, / y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (San Juan 10:27)

Entregar la vida a Jesús es algo muy serio.

No es, como piensan algunos, cambiar de religión. Tampoco es una promesa ligera que cuando se quiere se rompe. Entregar la vida a Jesús es ofrecernos al Ser más importante del universo, a Jesucristo, el Hijo de Dios.

Entregarnos a Jesús significa ponernos bajo Sus órdenes, consejos y principios, pero también bajo Su protección. Nuestra parte es obedecer, creer y confiar; Su parte es gobernarnos, guiarnos y protegernos. Él es, desde el momento que le entregamos la vida, nuestro Pastor y nosotros Sus ovejas.

La promesa de Jesús en este versículo es que nadie podrá arrebatarnos de Su mano. Ya estamos bajo Su protección pues le pertenecemos y Él nos defenderá para siempre como propiedad Suya. Como ovejas de Su rebaño estamos marcados y sellados con Su Espíritu Santo.

“Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, / el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.” (2 Corintios 1:21,22)

Si usted ha sido llamado al rebaño del Señor y ha obedecido a ese llamado cambiando de actitud y entregando su vida a Él, ya está en Sus manos y jamás podrá escapar de Su bendito y maravilloso amor “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.” (Romanos 11:29)