Mesopotamia
(en griego, tierra entre dos ríos). Expresión tomada de la LXX como equivalente del hebreo, Aram-naharayim. (Compárese la introducción al Salmo 60.) En el Antiguo Testamento se refiere a la porción de tierra fértil al este del río Orontes, que comprendía la parte superior media del Éufrates y las tierras bañadas por los ríos Habur y Tigris. Hoy corresponde al este de Siria y al norte de Irak.
Los hebreos estuvieron vinculados con Mesopotamia a lo largo de toda su historia. Los patriarcas provinieron de Harán, parte de Padan-aram, al norte (Génesis 11:31–12:4; 24:10–28; cf. v. 6ss). Mesopotamia fue la tierra de Balaam (Deuteronomio 23:4). En tiempo de los jueces, un rey de Mesopotamia, Cusanrisataim, dominó a Israel (Jueces 3:8–10). Los amonitas alquilaron carros y jinetes de Mesopotamia en su guerra contra David (1 Crónicas 19:6; que corresponde a la introducción del Salmo 60).
Durante la monarquía dividida, Asiria transportó mucha gente de Israel y de Judá a las regiones de Mesopotamia, y Nabucodonosor, rey de Babilonia, hizo otro tanto. Durante el cautiverio, el centro de las actividades judías fue Babilonia en Mesopotamia. Allí se escribió parte del Antiguo Testamento (→ EZEQUIEL) y se produjo el Talmud Babilónico y muchas otras obras relacionadas con la interpretación y la lectura del Antiguo Testamento.
Durante el período intertestamentario y novotestamentario el territorio denominado Mesopotamia incluía hasta Ur en Sumeria (Hechos 7:2); así se explica que los visitantes el día de Pentecostés, llamados partos, medos y elamitas (Hechos 2:9), vinieran de Mesopotamia.