Sepultura

Sepultura: Acción de poner a los muertos en el sepulcro y tributarles los últimos honores. Era un deber sagrado para los israelitas. Ningún cadáver, ni siquiera el del condenado a muerte (Deuteronomio 21:23), debía quedar sin sepultura (Ezequiel 39:14).

Inmediatamente después de la muerte, le cerraban los ojos al difunto (Génesis 46:4), lo besaban (Génesis 50:1) y se procedía a preparar el cadáver. Antiguamente, se amortajaba al difunto con sus vestidos habituales: al rey, con su diadema; al guerrero con su espada; y al profeta, con su manto (1 Samuel 28:14Ezequiel 32:27).

En la época romana, después de haber lavado (Hechos 9:37) y perfumado el cadáver con aromas (Marcos 16:1Lucas 24:1Juan 12:719:40), se le envolvía en una sábana (Mateo 27:59Marcos 15:46Lucas 23:53Juan 19:40).

Sobre la cabeza le ponían un sudario (Juan 11:4420:7) y los pies y manos se los envolvían en vendas (Juan 11:44). Esta especie de → embalsamamiento era muy distinto del que practicaban los egipcios. Pero había algunas personas que invertían grandes cantidades en la compra de perfumes funerarios (Juan 19:39).

Para el velatorio, se colocaba al muerto en una especie de litera, situada en medio de la única habitación de la casa o en la sala de arriba (Hechos 9:37). Y allá se reunían los parientes y amigos del difunto para manifestar ruidosamente su dolor.

Los visitantes, sin embargo, se limitaban a saludar; tomaban asiento y permanecían mucho tiempo allí en completo silencio. Solo hablaban si alguien de la casa les dirigía la palabra.

Unas ocho horas después de la defunción (el clima caluroso no permitía una dilación mayor), se daba sepultura al cadáver. Los amigos del difunto llevaban en hombros la litera. Formaban cortejo todos los que querían obsequiarle con ruidosos lamentos (2 Samuel 3:312 Reyes 13:21Lucas 7:12Hechos 5:6).

Había plañideras de profesión y flautistas que acompañaban el cortejo fúnebre. Y su número era mayor o menor según la posición social del difunto. Para honrar a las personas notables, se quemaba gran cantidad de aromas junto a su tumba (2 Crónicas 16:1421:19Jeremías 34:5).

Se acostaba al cadáver, con las piernas extendidas, o bien encogidas (con las rodillas cerca del mentón) en el → sepulcro familiar. Se consideraba una desgracia el que a uno no lo enterraran junto a sus padres.

Únicamente a los pobres, a los extranjeros y a los malhechores se les enterraba en fosas comunes (Isaías 53:9Jeremías 26:23Mateo 27:7). Cerca del muerto se colocaban objetos suyos predilectos. Este rito, en Israel, solo tenía carácter simbólico (no como en Egipto).

Los israelitas no practicaban la incineración. Al contrario, quemar los cuerpos se consideraba un ultraje que se infligía solamente a malhechores (Génesis 38:24Levítico 20:1421:9) o a enemigos (Amós 2:1).

No obstante, los habitantes de Jabes de Galaad quemaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos antes de enterrarlos (1 Samuel 31:12). Esto se presenta como una variación de la práctica corriente y el hecho no se menciona en el pasaje paralelo de 1 Crónicas 10:12.

El entierro no iba acompañado de ninguna ceremonia religiosa. Los parientes íntimos ayunaban hasta la puesta del sol. Y entonces los amigos y vecinos les llevaban alimentos, ya que todos los alimentos de la casa mortuoria eran considerados impuros (Números 19:4Oseas 9:4).

Aquel mismo atardecer, las personas enlutadas y los amigos del difunto se reunían ceremonialmente para una comida en común. Así finalizaban las ceremonias.

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