Tradición

Tradición Traducción de la voz griega, parádosis, que significa «cosa entregada». Se refiere a la enseñanza que el maestro transmite oralmente al discípulo. En el Nuevo Testamento tiene un sentido bueno (1 Corintios 11:22 Tesalonicenses 2:153:6) y un sentido malo (Mateo 15:6Marcos 7:8Colosenses 2:8).

Tradición Judía
La transmisión de un patrimonio religioso a través de una serie de intermediarios era muy común en el Antiguo Testamento. Gran parte del → Canon tomó forma escrita solo tras una larga historia oral. Aun cuando un escrito ya había alcanzado su forma definitiva, la tradición siguió afectándolo, al menos en la comprensión popular.

Los sacerdotes y escribas transmitieron a los fieles, como un depósito sagrado, la Torá (doctrina y práctica; 1 Samuel 1:3Jueces 17:713Deuteronomio 17:18; cf. el caso de → Esdras en Nehemías 8:7ss). Con los años surgieron tradiciones rabínicas (Mishnah, → Talmud), repetidas con exactitud casi mecánica, que a veces reflejaban fielmente la intención divina, pero muchas veces no.

Ya en el siglo I d.C., estos comentarios gozaban en los círculos de enseñanza de igual respeto que las Escrituras, aberración que Jesucristo criticó aunque Él mismo no desechó toda tradición judía (Marcos 1:4411:16). Muchos religiosos, aferrándose a «la tradición de los ancianos», quebrantaban e invalidaban el mandamiento de Dios (Mateo 15:1–14Marcos 7:1–13).

A tal tradición, por contradecir las más elementales exigencias morales (→ Corbán), Jesús la llama «vuestra tradición que habéis transmitido» y «mandamientos de hombres» (citando Isaías 29:13). En el Sermón del Monte, la frase «oísteis que fue dicho a los antiguos» (Mateo 5:2123; cf. vv. 27313843) parece referirse a la mezcla popular de enseñanza veterotestamentaria y tradición rabínica a la cual Jesús opone su «pero yo os digo».

Tradición Cristiana
Todos los Evangelios (→ Evangelios Sinópticos; Evangelio de Juan; Crítica Bíblica) dependen de la transmisión oral, de la tradición predicada. Muchas comunidades continuaron la práctica judía de conservar preciosos dichos, relatos e instrucciones, puestos al día y aplicados a sus necesidades locales; pero, para los cristianos, la persona de Jesucristo era el enfoque nuevo y último de la revelación divina.

Pablo, quien conocía los métodos judíos de enseñanza (Hechos 22:1ss26:3ss), entregó exactamente lo que otros le transmitieron cuando él se convirtió (1 Corintios 11:2315:3). La expresión «recibí del Señor» se refiere, no a una visión particular, sino a una tradición cuyo origen se remonta directamente a Jesucristo. En 1 Corintios 15:1–12 se recalca que la tradición cristiana es el evangelio, generalmente predicado, cuya historicidad la garantizan testigos oculares.

Todo este capítulo ilustra, sin embargo, que la tradición no consta solo de datos históricos sino también de la interpretación teológica de estos datos. Los verbos que se emplean para hablar de la recepción de la tradición implican «retener firmemente» (por ejemplo, 2 Tesalonicenses 2:15; cf. 1 Timoteo 6:202 Timoteo 1:14). Filipenses 4:9 añade el principio de la imitación personal del maestro, pues la tradición siempre compromete al receptor a una nueva cualidad de vida (1 Corintios 11:22 Tesalonicenses 3:6sRomanos 6:17Judas 3). Otros escritores del Nuevo Testamento se refieren similarmente a la tradición (Lucas 1:2Hechos 7:3816:4Judas 5, etc.).

En la época apostólica la combinación del testimonio fundado en la observación ocular (Lucas 24:48Hechos 1:821–16) y la interpretación que daba el Espíritu Santo a través de personas comisionadas (Juan 15:26s16:13Efesios 4:20s) produjo una tradición verdadera que continuaba la revelación del Antiguo Testamento (1 Timoteo 5:182 Pedro 3:16).

Sin embargo, el surgimiento paralelo de tradiciones falsas (Colosenses 2:8), junto con otros factores, hizo necesario definir la tradición autoritativa y ponerla por escrito. Cualquier tradición supuestamente apostólica, pero extracanónica, tiene que medirse e interpretarse por el Nuevo Testamento.

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