La apologética cristiana es la defensa de la fe bíblica y cristiana según la Gran Comisión.
Mi padre fue pastor por 45 años: ministro en Holanda, Canadá y los EEUU. El comienzo de su ministerio se desarrolló en los tiempos más difíciles de su vida. Eso fue al principio de la segunda guerra mundial en el año 1940. Cornelius Hegeman fue un evangelista con la Iglesia Reformada de Holanda (Nederlandse Hervorme Kerk: NHK).
Su primer trabajo fue en Enschede, una cuidad holandesa en la frontera con Alemania. Al inicio de la guerra, los nazis alemanes, perseguían a los judíos. Papá, y un amigo de ministerio, escondieron como 5 personas judías en la iglesia.
Los Nazis las descubrieron y todos fueron llevados presos. De seguro, las personas judías fueron llevadas por la frontera a los terribles campos de concentración donde fueron muertos. Debemos recordar que estaban entre los primeros para ser capturados ya que eso sucedió en 1940 y la guerra no concluyó hasta mayo de 1945.
¿Y qué pasó con mi padre? Él y su amigo fueron llevados presos también. Sin explicación, dispararon a muerte a su amigo y a él lo dejaron libre. El amigo defendió la fe con su muerte. Mi papá continuó predicando y ayudando a otros hasta su muerte en 1981. Eso es la apologética cristiana, un asunto de vida y muerte.
Momentos antes de la ascensión del Señor Jesucristo, el Señor dijo que los apóstoles iban a
ser testigos (martures) de él. Iban a testificar de Cristo por todo el mundo e iban a testificar con palabras y con su vida. Iban a ser mártires. Así paso con sus vidas, 11 de los 12 discípulos fueron martirizados, muertos por su fe cristiana.
No todos los cristianos tienen el privilegio de ofrecer su vida para el martirio. No es algo que debemos buscar pero si viene, no es algo de lo que debemos huir.
¿Qué defensa hemos dado a la fe cristiana? ¿Vale la pena defender la fe cristiana con sus fuerzas de vida y hasta la muerte? Uno debe estar seguro, absolutamente seguro, de que la fe cristiana es la fe verdadera, para vivir y morir por ella. Eso es esencial en la apologética cristiana.
¿Pero, eso no es un fanatismo? ¿No es igual al jihad de los musulmanes, que mueren por su fe en Alá? La diferencia es que los cristianos mueren para proteger a los no-cristianos, mientras los musulmanes mueren para matar a los cristianos.
El sacrificio más grande ocurrido en la historia humana es el del Señor Jesucristo, Él, siendo Dios y un hombre perfecto, murió para perdonar a los culpables. El Cordero de Dios y su sacrificio es el centro de la apología cristiana. Sin el sacrificio de Jesús en la cruz, no hay buena noticia para los pecadores que necesitan ser perdonados.
Él tomó nuestro lugar en la cruz para que pudiéramos ser perdonados y para que pudiéramos contar a otros como se puede ser salvo y servir a Dios.
Sin embargo, ¿no estaría de acuerdo conmigo en cuanto a mi pregunta: “Es verdad que no todos los cristianos están dispuestos a defender la verdad con todo su ser?” Creo que hay algunas razones por las que nuestro testimonio puede ser débil.
1. Por no ser cristiano.
2. Por no estar convencido de que la verdad es absolutamente cierta.
3. Por no conocer la verdad y estar equivocados.
4. Por no obedecer a la gran comisión.
En cuanto al número uno, “no testifican porque no son cristianos,” sólo puede ser resuelto por nacer de nuevo espiritualmente (ser regenerado), recibir una naturaleza nueva y ser llenado por el Espíritu Santo.
No voy a detenerme a explicar las diferentes teologías sobre la relación entre la regeneración y la llenura del Espíritu Santo (un buen tema para la clase de soteriología), sino, enfatizo que la regeneración sin la llenura es como un motor sin gasolina.
Qué agradable tener un carro de lujo último modelo, pero sin gasolina el carro no va a ningún lugar. Podemos asistir al templo más grandioso y participar en el culto más impresionante, pero si no testificamos, ¿qué estamos haciendo?
¿Estamos convencidos de que la verdad es absoluta?
Según las investigaciones de George Barna, muchos cristianos nacidos de nuevo no afirman la verdad.
1. 31% de los cristianos nacidos de nuevo piensan que si una persona es lo
2. suficientemente buena puede ganar un lugar en el cielo (2000)
3. Aproximadamente la mitad de los cristianos nacidos de nuevo (47%) piensan que Satanás “no es un ser real sino un símbolo del mal”. (2000)
4. El 24% de los cristianos nacidos de nuevo piensan que “cuando Jesús vivió en la tierra pecó, tal como las demás personas”, comparado con el 49% entre los no cristianos. (2000)
5. Aproximadamente uno de cada cuatro (26%) de los cristianos nacidos de nuevo creen que no importa la fe que la persona siga porque todas enseñan lo mismo. Una creencia sustentada por el 56% de los no cristianos.(2000) (www.barna.org/cgi_bin/Home.asp “Beliefs”)
Si no hay certeza en cuanto a las grandes doctrinas de la historia de la creación de Dios, la relevancia de la ley moral (Diez Mandamientos), la encarnación, enseñanzas, muerte, resurrección, y reino de Cristo, la inerrancia de la Biblia y la fundación apostólica y cristo céntrica de la iglesia, ¿cómo vamos a ponernos de acuerdo con los detalles de la vida? ¿Qué certeza tenemos de lo que Francis Shaeffer llama, la “verdadera verdad.” Hay que estar seguros y saber por qué lo estamos.
Hay que estudiar la ciencia de la interpretación bíblica y mantenernos fieles a la interpretación verdadera. Somos el pueblo de la “sola Scritura” de que la Biblia es la verdad máxima para la fe y la vida. La verdad corresponde y es fiel a la realidad de Dios y su revelación.
Las razones mencionadas arriba son razones secundarias para no defender la fe. Son síntomas de algo más profundo. En opinión del autor, la razón principal por la cual no testificamos como debemos hacerlo tiene que ver con nuestra participación en la gran comisión del Señor Jesús.
La esperanza para el fiel testimonio de Cristo está en vivir en el poder del Espíritu Santo. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre nosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos...” (Hechos 1.8).
La motivación apologética es teológica y espiritual, es de Dios y vivida por los creyentes al testificar de Jesús.
Relacionamos a Dios el Padre por medio de la fe en Cristo y por el poder del Espíritu Santo. Nuestro encuentro con el Padre es marcado por la adoración y la oración (Juan 4.24, Mt. 6.9).
La relación del creyente con Jesús es por fe en su persona y su obra redentora (Romanos 3.24; Efesios 2.8). La relación con el Espíritu Santo es vivir en la presencia, el poder y la plenitud del Él y servir a Dios en obediencia fiel (Juan 20.22-23; Hechos 2. 1-4, 37-39; Romanos 8.1-39; etc.).
Presentaremos una apologética que está basada en la absoluta verdad del único Dios, revelada tanto en una manera general y especial, expresada en todas las relaciones de la vida, manifestada en la historia y acciones de redención, es una participación en la gran comisión y presentadas racionalmente a todos que nos escuchan.