1. Crea fe en nosotros (Romanos 10:8-17)
Sin esta Palabra de Dios no puede haber fe. La fe está basada en el carácter invariable de Dios (Santiago 1:17; Salmos 9:10) y en su palabra (Números 23:19).
2. Nos prepara para la fe (1 Juan 3:21)
La Palabra de Dios es poderosa. Penetra incluso hasta dividir el alma y el espíritu; las coyunturas y los tuétanos; juzga los pensamientos y actitudes del corazón (Hebreos 4:12).
La Palabra de Dios puede separar las cosas que sólo son parte de nuestra propia alma (es decir, mente, emociones y voluntad) de las cosas que son parte de nuestro espíritu (que contiene al espíritu Santo y nuestra conciencia de Dios).
Puede separar entre coyunturas (es decir las partes del cuerpo que capacitan la actividad) y los tuétanos (es decir, la parte del cuerpo que produce las células sanguíneas y, por consiguiente, la vida).
Necesitamos actividad como discípulos de Jesús, pero no debemos estar ocupados y súper atareados sólo porque sí. Necesitamos hacer sólo las obras de Dios, porque estas obras tienen vida y producen vida.
También necesitamos la Palabra de Dios para juzgar entre los pensamientos y actitudes del corazón. Necesitamos desarrollar los pensamientos e ideas en Dios, pero no debemos permitir que nuestros pensamientos lleguen a estar fraguados en hormigón y por tanto llegar a ser actitudes rígidas e inflexibles que están poco dispuestas a madurar o cambiar.
Mientras haya algo malo en nuestra vida, no podemos entrar en la presencia de nuestro Padre celestial con ninguna medida de confianza espiritual. Esto es cuando necesitamos el coraje de vivir bajo el foco de la Palabra de Dios (Hebreos 4:1-13).
3. Nos capacita en fe.
Lo tremendo acerca de la Palabra de Dios es que nos provee con una alternativa activa para todos los pensamientos y actitudes negativos de nuestra vieja concupiscencia. Nuestra mente es así de importante para la vida de fe.
Somos susceptibles a todas las impresiones de nuestros cinco sentidos. Satanás intenta llevarnos a la esclavitud de lo que es tangible y obvio. Quiere que vivamos nuestra vida al nivel de lo que vemos inmediatamente ante nuestros ojos.
El propósito de Dios es que seamos renovados en las actitudes de nuestra mente (Romanos 12:2). Necesitamos estar en el poder vivo de la Palabra de Dios.
4. Nos dirige en fe (Isaías 30; 21)
Necesitamos la Palabra de Dios para dirigirnos, no sólo para que sepamos recibir sus recursos, sino también usarlos. Cuando Dios habla su Palabra podemos confiar en ella, porque El está en el control de la situación y sabe lo mejor.
5. Confirma la fe en nosotros
Muchas veces Dios nos dará una Palabra que nos capacitará para continuar en nuestra posición de fe (Isaías 66:9)
Tomado del Libro: Los fundamentos de la vida Cristiana