7. Tenemos gran gracia y consolación. Aunque esta variante se encuentra en la mayoría de los manuscritos griegos, sin embargo, yo pienso que debe traducirse gozo; porque, ya que es poca la diferencia entre xarin y xaran, sería fácil equivocarnos en una sencilla letra.
Además, Pablo en otras partes emplea la palabra xaran con el sentido de "gozo"; por lo menos aceptemos lo que dice Crisóstomo al respecto. ¿Qué relación hay entre la gracia y la consolación?
En tu amor. Es bastante claro lo que Pablo quiere decir: tiene gran gozo y consolación, porque Filemón impartió ayuda para las necesidades de los piadosos.
Fue un amor singular el sentir tanto gozo a causa del beneficio recibido por otro. Además, el Apóstol no habla únicamente de su gozo personal, sino que dice que muchos se regocijaron por la bondad y benevolencia con que Filemón ayudó a los cristianos. Porque por ti han sido confortados los corazones de los santos.
"Confortar los corazones" es una expresión empleada por san Pablo para significar el socorro impartido a otros en sus penas, o ayudar a los miserables en tal forma que, teniendo sus mentes apaciguadas, y viéndose libres de todo malestar y pena, encuentren reposo.
"Las entrañas" significa los afectos, y anapausis denota tranquilidad; y, por consiguiente, están muy equivocados los que destrozan este pasaje y hacen que se refiera al estómago y a la nutrición del cuerpo.
8. Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene,
9. más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo;
10. te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones,
11. el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil,
12. el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo.
13. Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio;
14. pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.
8. Por lo cual, aunque tengo mucha, libertad en Cristo para mandarte lo que conviene. Es decir, "aunque tengo autoridad para poder mandarte justamente, sin embargo, el amor me mueve a suplicarte".
9. Siendo como soy. Pablo reclama el derecho de mandar por dos razones: por ser un anciano y por ser prisionero de Cristo. Él dice que por el afecto que le tiene a Filemón, prefiere más bien rogar, porque nosotros interponemos autoridad al ordenar aquellas cosas que queremos obtener por fuerza aun de los renuentes, pero no hay necesidad de ordenar a los que voluntariamente obedecen.
Y ya que los que están dispuestos por voluntad propia a cumplir su obligación escuchan de más buena gana una súplica mansa que un mandato, con sobrada razón Pablo "suplica" al tratarse de un hombre dispuesto a obedecer.
Con su ejemplo él demuestra que los pastores deben esforzarse por atraer discípulos usando de ternura y no de la fuerza; y ciertamente, cuando, por condescender a una súplica, él renuncia a sus derechos, esto tiene mayor poder para obtener su deseo que si hubiera dado una orden.
Además, no reclama nada para sí, sino en Cristo, es decir, por causa del ministerio que había recibido de Él; porque Pablo no enseña que aquellos a quienes Cristo ha designado apóstoles estén desprovistos de autoridad.
Lo que conviene. Al añadir esto, Pablo quiere decir que los maestros no tienen poder de actuar como ellos quieran, sino que su autoridad está confinada dentro de estos límites: que no ordenen sino aquello "que sea conveniente", y, en otros aspectos, que sea también consistente con el deber de cada individuo.
Con esto (como dije antes), se recuerda a los pastores que los corazones de su pueblo deben ser tratados con toda la amabilidad posible, donde quiera que este método pueda ser más ventajoso, pero siempre y cuando que quienes son tan gentilmente tratados sepan que no se les exige más de lo que deben hacer.
La designación "anciano" no denota aquí edad, sino oficio. Él se autodenomina apóstol por esta razón de que la persona con quien tiene que tratar, y con quien habla familiarmente, es un compañero en el ministerio de la Palabra.
10. Te ruego por mi hijo. Puesto que ordinariamente se concede menos importancia a las súplicas que no tienen como base una causa de justa recomendación, Pablo demuestra que Onésimo está tan íntimamente ligado a él como para proporcionar una buena razón para suplicar en favor suyo. Es de importancia aquí considerar cuan profunda es su condescendencia, al dar el nombre de "hijo" a un esclavo, tránsfuga y ladrón.
Cuando Pablo afirma que Onésimo ha sido engendrado por él, debemos entender que el engendramiento se logró debido a su ministerio, y no a su poder.
Renovar el alma de una persona y formarla de nuevo a la imagen de Dios no es obra humana, y es de esta regeneración espiritual de lo que él habla ahora. Mas como el alma es regenerada por fe, y "la fe es por el oír" (Rom. 10:17), por este motivo el que imparte la doctrina ocupa el lugar de padre.
Además, ya que la Palabra de Dios predicada por el hombre es la simiente de la vida eterna, no tenemos por qué sorprendernos de que aquel de cuya boca recibimos esa semilla sea llamado padre. No obstante, al mismo tiempo, debemos creer que, mientras que el ministerio de un individuo es eficaz para regenerar el alma, con todo, estrictamente hablando, es Dios mismo quien regenera por el poder de su Espíritu.
Estas formas de expresión no implican, pues, ninguna oposición entre Dios y el hombre, sino sólo demuestran lo que Dios hace por medio de los nombres. Cuando afirma que lo engendró en sus prisiones, esta circunstancia añade peso a la recomendación.
12. Recíbele como a mí mismo. Nada pudo haber sido más eficaz para apaciguar la ira de Filemón; porque si hubiera rehusado perdonar a su esclavo, hubiera sido cruel para con el propio Pablo.
Esta extraordinaria bondad manifestada por Pablo, demuestra que él no vaciló en recibir, como si fuera dentro de su propia alma, a un esclavo despreciable, ladrón y tránsfuga, y no sólo en recibirlo, sino en defenderlo de la indignación de su amo. Y, ciertamente, si la conversión de un individuo a Dios fuese estimada por nosotros, y apreciada en su justo valor, nosotros también, en la misma forma, acogeríamos a aquellos que dieran evidencias de que verdadera y sinceramente se han arrepentido.
13. Yo quisiera retenerle conmigo. Éste es otro argumento con el fin de apaciguar a Filemón: que Pablo le devuelve el esclavo, de cuyos servicios, por otra parte, él tenía mucha necesidad. Hubiera sido sumamente cruel despreciar tan grandes muestras de afecto manifestadas por Pablo.
Indirectamente también da a entender que de otro modo será una satisfacción para él ver que Onésimo le sea devuelto en vez de quedarse, para que lo traten duramente en casa de su amo.
Para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio. Pablo ahora menciona otras circunstancias: primero, Onésimo ocupará el lugar de su amo, ejecutando este servicio; segundo, Pablo mismo, por modestia, no quería despojar a Filemón de su derecho; y, tercero, Filemón recibiría más aplauso si, después de serle devuelto su esclavo, él voluntaria y generosamente lo devolvía.
De esta última consideración inferimos que debemos ayudar a los mártires de Cristo, en todas las formas que podamos, mientras ellos laboran por el testimonio del Evangelio; porque si creemos que el exilio, el encarcelamiento, los azotes, los golpes, y la confiscación violenta de nuestra propiedad son parte de la persecución por causa del Evangelio, como Pablo lo afirma, quienquiera que rehúse soportarlos se separa a sí mismo de Cristo. Indudablemente la defensa del Evangelio pertenece a todos por igual.
Por consiguiente, aquel que soporta la persecución por causa del Evangelio, no debe ser considerado como un individuo en particular, sino como uno que públicamente representa a toda la Iglesia.
De aquí se concluye, que todos los creyentes deben unirse para cuidar de ella, para que ellos no permitan que el Evangelio, como ocurre frecuentemente, sea defendido solamente en la persona de un solo individuo.
14. Para que tu favor no fuese como de necesidad. Esto se deriva de la regla general de que ningún sacrificio es aceptable a Dios sino aquellos que le son ofrecidos voluntariamente. Pablo habla de dar limosnas en la misma forma (2 Cor. 9:7).
To agathon se usa aquí para "actos de bondad", y la buena voluntad es contrapuesta a la coacción, cuando no hay otra oportunidad para poner a prueba un acto generoso y espontáneo de la voluntad; porque ese deber que se ejecuta generosamente, y no por la obligación impuesta por otros, es digno de toda la alabanza.
Es digno de observarse también, que Pablo, entretanto que reconoce que Onésimo era culpable del pasado, afirma que ahora ha cambiado; y para que Filemón no abrigue ninguna duda de que su esclavo regresa a él con una nueva disposición y conducta diferente, Pablo dice que está bien convencido de su arrepentimiento por conocimiento personal.
15. Porque quizás para esto se apartó de ti por un poco de tiempo, para que le recibieses para siempre;
16. no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor.
17. Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo.
18. Y si en algo te dañó, o te debe, ponió a mi cuenta.
19. Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también.