Mis padres me dieron este tesoro el día que me bauticé. A menudo, mi pastor predicaba que la Biblia es la Palabra de Dios, de modo que este Libro tan especial tenía un lugar de sagrado respeto en mi corazón.
Años después, siendo ya estudiante universitario, descubrí con sorpresa que algunos de mis profesores ponían en duda la naturaleza divina de la Biblia. Decían que como cada libro había sido escrito por un autor humano, no podía ser completamente confiable. Desde entonces me he encontrado con otros, incluso cristianos, que han expresado dudas sobre la exactitud de ciertas porciones de la Biblia.
Una encuesta reciente revela algunas cosas interesantes acerca de la forma en que los estadounidenses ven la Biblia. Se preguntó a los adultos: ¿Cree usted que la Biblia es la palabra literal de Dios? De los protestantes evangélicos blancos, sólo el 67% contestó que sí. Entre los cristianos de raza negra, las cifras alcanzaron a un 60%; y entre los católicos, sólo el 20% dijo que sí.
Tales hechos son un reto a mi fe sencilla de la infancia. Yo aceptaba sin duda lo que mi pastor creía acerca de la Biblia. Como adulto, necesito una mejor razón para confirmar que la Biblia la escribieron personas inspiradas por Dios. Analice estas verdades que me han convencido que mi primera confianza en este Libro estaba correcta.
1. La Biblia es un libro único
La palabra Biblia viene directamente de la palabra griega biblos que quiere decir libro. La Biblia es una colección de 66 libros en un solo volumen. Las dos divisiones más importantes son el Antiguo Testamento con 39 libros y el Nuevo Testamento con 27 libros.
Una característica singular de esta asombrosa biblioteca en un solo volumen es el hecho de que fue escrita por más de 40 autores diferentes en un período de unos 1500 años. Estos hombres vivieron en diferentes lugares desde Roma a Babilonia y usaron tres idiomas distintos. Sus vocaciones iban desde pastor a médico, a pescador, a sacerdote, a rey, a cobrador de impuestos, a profeta, a gobernador y a fabricante de tiendas.
Estos escritores usaron una gran variedad de formas literarias en su deseo de comunicar la verdad divina. A veces registraron hechos históricos en la forma que los vieron desarrollarse. En otras ocasiones usaron la poesía o el drama. A menudo, los profetas registraban sus propios sermones. El apóstol Pablo escribió cartas personales, mientras que Juan usó un estilo altamente simbólico.
Y aunque la mayoría de estos hombres nunca conocieron a otro de los escritores de las Escrituras, toda la Biblia tiene un tema central: El eterno plan de redención de Dios. Este propósito divino da unidad a todo lo que se escribió. Ningún otro libro puede igualarse con este libro. La Biblia es absolutamente única. ¿Cómo pudo llegar a ser realidad tal obra maestra de la literatura?
2. La Biblia es un libro divino
El pastor de mi infancia decía que la Biblia es la Palabra de Dios. Con esto quería decir que Dios es la fuente esencial, fundamental y final de toda la Biblia. Examinemos algunas de las muchas afirmaciones que la propia Biblia hace sobre su origen divino. El apóstol Pedro escribió: “Nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P 1.21).
David dijo: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua” (2 S 23.2). El apóstol Pablo recordó al joven Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Ti 3.16). También recomendó a los creyentes de Tesalónica lo siguiente: “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Ts 2.13).
Profetas como Isaías, Jeremías y Ezequiel se refirieron constantemente a la fuente divina de sus mensajes. En Jeremías 30.1-2, se encuentra una típica afirmación en tal sentido: “Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado”. Podríamos citar muchos otros versículos, todos confirmando la naturaleza divina de la Biblia.
3. La Biblia es un libro humano
La Biblia nunca usa el término Biblia para referirse a sí misma. Los escritores usaron la palabra Escrituras porque esta palabra se refiere a lo que es escrito. Dios no solamente pensó su verdad o habló su verdad, sino que además escogió escritores para que prepararan un registro de su verdad. He aquí un ejemplo de esto: “Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel” (Éx 34.27).
Segunda de Pedro 1.21 dice: “Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. ¿En qué sentido estos escritores de la Palabra de Dios fueron “impulsados” por el Espíritu Santo? En 2 Timoteo 3.16 el apóstol Pablo usa el término “inspiración”. Al combinar estos dos conceptos: “impulsar” e “inspirar” podemos entender mejor la naturaleza humano-divina de la Biblia.
Dios usó a hombres escogidos para registrar su mensaje. En algunas ocasiones, Dios instruyó a estos escritores para que registraran palabras específicas, mientras que en otras, Él inspiró sus pensamientos en sus mentes, permitiéndoles que expresaran estas verdades en términos de su propio vocabulario y estilo.
Por ejemplo, al escribir algunos de sus salmos, David usó expresiones de su experiencia como pastor o como guerrero. Lucas usó un vocabulario de médico al escribir su Evangelio y Hechos. Mediante este proceso, el Espíritu Santo guió a los escritores y los libró de cometer errores.
Las Escrituras son una mezcla milagrosa de cualidades divinas y humanas. Fue escrita completamente por hombres, pero inspirada completamente por Dios. Nuestra mente no puede entender cómo Dios “impulsó” a los escritores de la Palabra. Pero aunque no lo podemos entender, sí podemos beneficiarnos de este asombroso milagro.
4. La Biblia es un libro confiable
El escritor del Salmo 119 escribió un hermoso testimonio de su amor por la Palabra de Dios. Dijo: “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” (v. 89). Con esta declaración, el salmista está asegurando a sus lectores que las Escrituras son fidedignas, que se puede confiar en ellas.
Muchos líderes cristianos han enseñado que nadie jamás podrá ser engañado o inducido a error si cree lo que la Biblia dice. Aunque para escribir la Palabra Dios usó a hombres imperfectos, Él se aseguró de que los escritos no contuvieran error alguno.
Un hecho sobre otro confirma la confiabilidad de las Escrituras. En su oración por los discípulos, Jesús, la Palabra viviente de Dios, dijo de la Palabra escrita de Dios: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn 17.17). ¡Esto lo dice todo! La Biblia es verdad íntegramente. Por lo tanto, podemos tener total confianza en ella y recomendarla a otros sin ninguna reserva. Mi pastor tenía razón: esta Biblia divina-humana es la Palabra de Dios.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. 2 Timoteo 3.16
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Adaptado de la revista Discipulado Cristiano. Usado con permiso.