4. La teoría de la GE es una recuperación del sentido de autoridad Al deliberar sobre niveles de autoridad, tanto del terreno del mal como del bien, la teoría de la GE muestra indirectamente la necesidad de recuperar el sentido de autoridad.
Esto es natural en un contexto de anomia, de perdida de asertividad, producidos por la secularización y la modernización actuales. La caída de Satanás, tan claramente descrita por los GE resulta en una advertencia sobre lo que le puede pasar a aquellos que desobedecen y se oponen a las autoridades establecidas, sean estas civiles o religiosas.
Obviamente, hay que hacer una lectura socio-política e ideológica de las implicaciones de este planteamiento: ¿Qué es orden y qué es desorden? ¿Orden en relación a quién o qué? Se trata pues de un reordenamiento de la vida, pero aquí el eje no puede ser un país o un gobierno, sino el Reino de Dios.
5. La teoría de la GE es una cosmología porque busca el equilibrio entre el caos y el orden de Dios.
Es, para decirlo de otra forma, una cosmología que busca recuperar el orden en medio de una sociedad caótica y desordenada. Limpiar una ciudad de los demonios, evidentemente es una forma de reimplantar el orden, pues las consecuencias éticas y morales que este hecho produce todavía no han sido suficientemente estudiadas por las ciencias sociales y políticas.
Una ética social deberá tomar en cuenta la transformación de individuos y estructuras en una ciudad como producto de una acción religiosa de liberación como la que presentamos.
6. La teoría de la GE haría bien en diferenciar mejor o «discernir» entre espíritus territoriales y elementos positivos de la cultura, para no caer en el etnocentrismo.
Tal como abordan algunos GE las culturas tradicionales o propiamente las creencias y prácticas populares, tarde o temprano caerán en una cacería de brujas como en la época de la «santa» inquisición si no terminan por crear en ellos mismos una paranoia o un delirio de persecución.
Esto sería literalmente un «pandemónium», pues muchos de los autores que leí, ven demonios hasta en la sopa. No dudo que pueda haberlos, porque las condiciones en que vivimos en América Latina hacen que nuestras sopitas no sean muy nutritivas y comporten en sí mismas el germen de la destrucción, pero no exageremos.
Es necesario un mayor discernimiento que, creo que vendrá con el tiempo, pues la misma teoría está todavía en un período de formación y probablemente hayan exageraciones y fanatismos.
Esto no es motivo, sin embargo para desmerecerla. Una llamada de atención es que el mapeo, debe poder «mapear» también aspectos positivos del desarrollo cultural de las ciudades que estudiamos; debe poder valorar la cultura en sus expresiones folkloricas, porque lo popular no es malo por ser popular, sino por contener elementos a veces exógenos que lo pervierten.
No hay culturas ni naciones santas, ni en el norte ni en el sur, ni en el este ni en el oeste. Lo que hay son creyentes que santifican al mundo, gracias al poder eficaz de la sangre de Cristo derramada en la Cruz.
7. La teoría de la GE debe cuidarse del deslizamiento ideológico para no caer en una especie de mesianismo americano.
Es curioso cómo se plantean como «medios» de dominio demoníaco al nazismo o al comunismo, pero no se dice nada del capitalismo salvaje, del neoliberalismo que mata a millones de personas. ¿Por qué? ¿Acaso, como cree Michael Novak, el capitalismo es el sistema casi perfecto consagrado por Dios para el bienestar de la humanidad? Se pone mayor énfasis en la limpieza y liberación de naciones «paganas» de oriente (Japón) o de las civilizaciones aborígenes (Haití), que en la limpieza de la civilización occidental como Nueva York o Washington. Se critican la representaciones divinas de culturas ancestrales, pero casi no se dice nada de la producción suntuosa de las culturas modernas y del derroche del armamentismo. Puedo hasta conceder que un GE norteamericano piense así.
Pero que un GE latinoamericano diga, por ejemplo, que la conquista española era necesaria y estaba justificada, porque los Incas eran malos y hacían sacrificios humanos ya que «Dios castiga el pecado de los padres hasta la tercera y cuarta generación», no lo puedo aceptar de buenas a primeras sin sospechar que se trata de un deslizamiento ideológico, sutil pero peligroso. Es peligroso porque pasa por alto el delito de la conquista y el genocidio de millones de personas, tras someterlos a trabajos forzados.
Subyace a veces la idea de que la salvación vendrá del Norte, cuando la Biblia habla de que de allí viene la destrucción.
8. La teoría de la GE puede dar luz para la elaboración de una hermenéutica del Espíritu
Por su misma especialización, la teoría de la GE ayuda a pensar en una hermenéutica del Espíritu, según la cual determinados pasajes de la Escritura adquieren una nueva luz, a partir de experiencias espirituales o enfrentamientos con potestades y gobernadores de las tinieblas. De la misma manera cómo la cultura contemporánea planteó nuevas preguntas al texto bíblico y obligó a reinterpretar pasajes de las Escrituras, la confrontación con estas «realidades» favorecerá o promoverá el estudio de otros pasajes como nuevos focos de sentido. Esta hermenéutica del Espíritu, cuya base sería entre otras 1 Cor 2, deberá esclarecerlas posibilidades y limitaciones de la experiencia del Espíritu para una lectura de las realidades espirituales. Una hermenéutica del Espíritu debe poder también privilegiar el desarrollo de una adecuada hermenéutica de la cultura. La polisemia del texto debe poderse aplicar también aquí.
9. No se puede entender la teoría de la GE a menos que nos despojemos de ciertos prejuicios cientificistas o de agnosticismo o incredulidades.
Es inadmisible , aunque comprensible, que pueda haber teólogos y misiólogos que no sean capaces de percibir las realidades espirituales al punto de poder desarrollar una práctica misionera que responda a las demandas de una población cautiva por el Diablo. Que la maldad está extendiéndose en el mundo, lo está. Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará, dice la Biblia. Eso se dijo en un contexto escatológico y vale para nuestros tiempos. Muchas veces nuestras presunciones científicas no son más que formas sutiles de incredulidad y hasta una falta de apertura, una falta de mentalidad científica como para estar abiertos y advertidos para no hablar categóricamente sobre misterios y sobre asuntos sobre los cuales no tenemos autoridad ni estamos autorizados por la Biblia para afirmarlos o negarlos.
10. La teoría de la GE amplía el concepto de liberación que redujo en parte la teología Latinoamericana de la liberación.
Que América Latina necesita liberación es una verdad a gritos. El problema es ¿cómo lograrla? Las estrategias y tácticas militares y políticas, incluso hasta la misma democracia, han demostrado ser ineficaces sino insuficientes para combatir males estructurales como la pobreza, la injusticia social o el narcotráfico. Necesitamos métodos más cualitativos para erradicar desde sus raíces los males que nos aquejan. La teoría de la GE puede dar una luz por dónde podría estar el camino para una liberación integral de los pueblos, sin menospreciar otros caminos ya recorridos.
11. La teoría de la GE es una teoría epocal.
Se explica en medio de esta «crisis de paradigmas» que vivimos. Es epocal porque surge precisamente en un período de la historia mundial en que todos los sólidos se desvanecen en el aire, una época en que la ciencia y la técnica buscan nuevos bases sobre la cual fundar sus conocimientos. Es epocal además porque se da a puertas del fin de un milenio, una época en que —como en el mil de la edad media— los pavores del futuro se desatan.
La teoría de la GE escatológicamente debe entenderse a la luz de la segunda venida de Cristo. Me temo que mucho de la Teología contemporánea ha vaciado sus contenidos al discutir el milenio mas bien en términos políticos y económicos, más influenciados por la agonía de modernidad que por la recuperación de antiguos sueños y visiones. No quiero sugerir un retorno a los terrores medievales. Sólo quiero llamar la atención de una realidad espiritual que está siendo leída por los GE y que puede producir en la misionología actual una revolución sin precedentes.
12. La teoría de la guerra espiritual haría bien en profundizar la idea bíblica del shalom, como contraparte y salvaguarda de polarizaciones.
La Paz de Dios no es sólo un evento del porvenir. Ella ya ha comenzado en la cruz de Cristo, reconciliando a los pueblos y generando un Nuevo Orden Mundial pero no según el mundo, sino según Cristo. Este Shalóm de Dios hará visible el Reino y Reinado de Dios por sobre el reino del maligno. El jubileo como fiesta del espíritu debe ser una realidad entre nosotros, ya ahora hasta la instauración definitiva del Reino de Dios.
El Autor, Bernardo Campos es Director de la Facultad Pentecostal de Teología y del Instituto Peruano de Estudios de la religión, IPER.