Trataremos de extraer, en lo posible, el significado de los hechos observados por medio de un análisis más detallado de sus partes, teniendo en cuenta el contexto gramático-histórico que el autor emplea para comunicar su mensaje.
Aquí preguntamos al autor qué significa lo que escribió. Es decir, nos interesa saber más a fondo el contenido de su mensaje. Este proceso es como abrir la mente misma del autor para espiar en ella qué
intentó comunicarnos.
Hasta aquí ya contamos con la materia prima para trabajar la interpretación. Con el trasfondo histórico reconstruido durante nuestra observación general logramos enmarcar al libro en su situación geográfica e histórica, dándonos a conocer asimismo sobre el propósito por el cual el libro fue escrito.
Luego con las notas de observación específica, junto con el bosquejo, hicimos resaltar las unidades menores del texto. Ahora nos toca analizar estas unidades a fin de captar con más precisión la intención original del autor. Herramientas de estudio
Para trabajar este segundo momento, echaremos mano -además de la Biblia- de las siguientes herramientas de estudio: varias traducciones de la Biblia, un diccionario bíblico, una concordancia completa de la Biblia, un atlas bíblico, un manual bíblico, comentarios, léxicos y otros.
Preguntas claves de interpretación Para el trabajo de la interpretación necesitaremos elaborar una serie de preguntas claves de interpretación que a su vez nos ayudarán a contestar la pregunta "¿Qué significa?" Entre otras, están las siguientes:
¿A qué género literario pertenece el texto de estudio? ¿Qué luz traen los textos paralelos que dan fuerza al texto de estudio? ¿Qué palabras o ideas del texto necesitan un estudio más detallado? ¿Cuáles son los argumentos claves que usa el autor para apoyar o negar su tesis? ¿Cómo desarrolla el
autor sus pensamientos? ¿Cómo se enlazan las ideas del texto? ¿Qué términos necesitan aclararse? ¿Cómo responde el autor a las circunstancias que viven sus receptores? ¿Cómo lo interpretan otras traducciones (o comentarios) de
la Biblia?
Nótese que algunas de las preguntas arriba ya fueron contestadas, en parte, durante nuestro trabajo de observación específica.
Esta es la ventaja de hacer un estudio minucioso del texto durante la observación. Así, nuestra tarea interpretativa sólo se enfocará en lo que nos falta entender del texto. Y para realizar una interpretación adecuada del texto necesitamos considerar cuidadosamente lo siguiente: Los géneros literarios.
Un pensamiento puede expresarse de muchas maneras, es así como surgen los diversos géneros literarios. El estudiante debe percatarse que la Biblia está cargada de una variedad de géneros literarios. Entre otros, están los géneros:
(1) históricos, que relatan los acontecimientos dignos de recordarse: 1-2 Reyes; 1-2 Crónicas;
(2) sapienciales: Proverbios, Eclesiastés, etc.;
(3) hímnicos: los Salmos;
(4) proféticos, que anuncian juicios y predicciones: Isaías, Amós, Ezequiel, etc.;
(5) apocalípticos, que anuncian revelaciones enigmáticas y futuras: Apocalipsis;
(6) legislativos, que presentan cuerpos de leyes: Éxodo 20:22-26, Levítico 17-26;
(7) biográficos: 1 Samuel; 1-2 Reyes;
(8) genealógicos: Génesis 5, Lc. 3:23-38;
(9) epistolares, que son cartas dirigidas a individuos o congregaciones: 1-2 Timoteo, Gálatas, Efesios, etc. Concluimos en la observación que Tito
pertenece al género epistolar, escrita por un individuo a otro individuo.
Saber a qué género literario pertenece el texto es importante, ya que esto nos ayudará a determinar qué estrategia analítica emplear para descubrir su
significado. Las figuras literarias
La Biblia es una obra literaria expresada en formas ricas de escritura y con una variedad de estilos literarios. No es extraño, entonces, descubrir que la Escritura esté cargada de figuras literarias
propias de cualquier obra literaria. De ahí que es importante que el intérprete reconozca cuándo y cómo los autores sagrados usan tales figuras
para comunicar su mensaje.
Una figura literaria es una expresión, frase o palabra dicha en manera figurada más que en sentido literal. Que alguien diga, por ejemplo, "Estoy muerto de cansancio" es una figura literaria que en realidad
significa que tal persona está extremadamente cansada y no que literalmente se haya caído muerta de cansancio. El intérprete, por ende, al estudiar las
Escrituras, debe siempre tomar en cuenta cuándo un pensamiento expresa un sentido literal y cuándo uno figurado.
Consideraremos aquí algunas de las más comunes: (1) la sinécdoque, que designa una cosa con el nombre de una de sus partes, o viceversa, ej.: la ley, se refiere también al Pentateuco;
(2) la metáfora, que compara implícitamente una cosa con otra, ej.: la Palabra, se refiere también a la espada del Espíritu;
(3) el símil, que compara una cosa con otra usando los términos: así como, tal, parece a, semejante a, etc., ej.: "los que confían en Jehová son como el monte de Sion" (Salmo 125:1;
(4) la ironía, que afirma un sentido contrario a lo expresado, ej.: "...Elías se burlaba de ellos diciendo: gritad en alta voz, porque dios es" (1 Reyes
18:27);
(5) la alegoría, que relata algo ficticio o no y que expresa una o más verdades relacionadas o no entre sí, ej.: uno que edificó su casa sobre
la arena y el otro sobre la roca (Mt. 7:24-28); (6) la parábola, que podría ser también un relato ficticio, pero a menudo es tomado de la vida cotidiana
y se propone enseñar alguna verdad moral.
Recomiendo al estudiante revisar un buen manual de hermenéutica para familiarizarse más sobre la
interpretación y aplicación de éstas y otras figuras literarias.
En Tito, por ejemplo, encontraremos la expresión "malas bestias" (1:12). Es lógico pensar que Pablo aquí no está hablando literalmente de bestias salvajes; más bien, si tomamos en cuenta el uso correcto del lenguaje figurado, es una expresión descriptiva que estima apropiada para los maestros falsos que en su afán por ganarse adeptos perseguían sin escrúpulos toda clase de «ganancias deshonestas».
El significado de palabras y expresiones propias del idioma original.
Tito fue escrito en griego, idioma no nuestro, y habrá
palabras que para nosotros significa una cosa pero para el autor otra.
Nuestra tarea como intérpretes es tratar pues de descubrir, en lo posible, el sentido original del mensaje en el idioma original. Logramos esto
analizando las palabras que el autor empleó en ese idioma para comunicar su mensaje. Por ejemplo, la palabra "ancianos" presbyteros (Tito 1:5), en el
contexto del NT se refiere a una designación oficial, mientras que en 2:5 "ancianos" presbytas se refiere a personas de mayor edad. De ahí la importancia del estudio de palabras, tarea que enseguida la demostraremos.
Pero antes, tengamos en mente las siguientes pautas para el estudio de palabras:
(1) hay que ubicar bien el pensamiento central del autor, esto nos dará una mejor idea qué palabras seleccionar para nuestro análisis;
(2) hay que determinar el significado de una o más palabras a la luz del marco cultural y de las costumbres dadas en la época en que se dio el texto; y
(3) y hay que analizar, en lo posible, el origen etimológico de las palabras, pues a menudo una palabra en el idioma original significa una cosa y en nuestro idioma otra.
Hoy, con todos los recursos de estudio disponibles en castellano, decir por ejemplo: "Estudiar la Biblia es cosa de eruditos" es una pobre excusa. Aun aquellos que no dominamos las lenguas bíblicas
tenemos acceso a una mina de ayudas prácticas.
Por ejemplo, sólo para citar algunas, están: Palabras griegas del Nuevo Testamento por William Barclay;
Imágenes verbales en el Nuevo Testamento por Archibald Thomas Robertson; Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento por
W.E. Vine.Reconocida tal vez como una obra clásica está: El mundo del Nuevo Testamento por H.E. Dana, manual muy útil que nos ayuda a entender mejor el
mundo bíblico.
Ejemplo de estudio de palabras
Para esta tarea, obsérvese que hemos organizado nuestra plataforma de trabajo en tres columnas. En la de la izquierda se halla el texto tal como aparece en la Biblia (versión Reina-Valera del 60); en la columna del medio, con la ayuda de las herramientas de estudio, anotamos brevemente el significado que corresponde a cada texto en cuestión; y, por último, en la columna de la extrema derecha anotamos las explicaciones contextuales/históricas, valiéndonos en gran parte de las referencias cruzadas o textos paralelos que la misma Escritura nos la proporciona.