La Mejor Forma de Escribir Gozo
En mi primer año como cristiano, aprendí un sencillo acróstico relacionado con la palabra “gozo” en inglés, joy. El acróstico enseñaba que las letras que forman la palabra joy representan a “Jesús”, los “otros”, y “yo”, y la lección era que el secreto del gozo estaba en poner en primer lugar a Jesús, en segundo lugar al otro, y en tercer lugar el yo.
Obviamente, esa es una idea muy fácil, tan simple que hasta un niño pequeño puede aprenderla y comprenderla, pero es mucho más difícil asimilarla en nuestra vida. Pero esta ilustración contiene una profunda verdad. El gozo suele ser elusivo porque ponemos el yo en primer lugar y a Jesús en último lugar. Cuando eso ocurre, estamos tratando de escribir el “gozo” como o-z-o-g, y necesitamos reordenar nuestras prioridades.
No solo necesitamos poner a Jesús en primer lugar, sino que necesitamos poner a los demás delante de nosotros. Una vez tuve una extensa conversación con una mujer que estaba pasando por tratamientos contra el cáncer muy difíciles. En medio de todo esto, sin embargo, ella lucía notablemente resplandeciente. Cada vez que la veía, parecía estar gozosa. Yo comencé la conversación preguntándole: “¿Cómo has estado?”.
Bueno, ella me hizo un resumen de cómo estaba que duró unos quince segundos, y luego me dijo: “¿Cómo estás tú, R. C.?”. Yo respondí su pregunta, pero fue solo después de terminada la conversación y yo ya iba de regreso que caí en la cuenta de la verdad. Yo había ido a su cuarto en el hospital a alentarla y manifestarle mi preocupación por su bienestar, pero si bien hablamos alrededor de media hora, quizá dedicamos quince segundos a su condición.
Todo el resto del tiempo hablamos de mis problemas y preocupaciones, y ella me alentó a mí. Yo no podía creerlo. No era de extrañar que ella fuese tan alegre; ella no estaba enfocada en sí misma en lo más mínimo.
A Jesús se le llamó “el hombre más sufrido, el más experimentado en el sufrimiento” (Isaías 53:3), pero él experimentó el sufrimiento y el dolor nuestros. Jesús es la única persona de la historia que escribió la palabra joy sin poner primero la letra “j”. Él se puso a sí mismo en último lugar a fin de hacer posible que nosotros participemos del gozo.
Con todo, aun cuando Jesús fue un hombre sufrido, yo creo que él fue el ser humano más gozoso que haya vivido, porque conocía al Padre mejor que cualquier otro ser humano. Además, él estaba en mayor armonía con la voluntad de Dios que ningún otro ser humano y era completamente obediente a ella, y la obediencia produce gozo en el alma. Ni siquiera el dolor y el tormento que tuvo que soportar fue capaz de quitarle el gozo.
Por lo tanto, si queremos ser gozosos, tenemos que aprender a gozarnos con los que se gozan y a llorar con los que lloran. Pero no podemos hacerlo a menos que de alguna forma seamos capaces de escapar de una vida en la que solo nos preocupemos de nosotros mismos.