La Segunda Venida de Cristo.
Tito 2:13-14. Mientras anhelamos con esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él dio su vida para liberarnos de toda clase de pecado, para limpiarnos y para hacernos su pueblo, totalmente comprometidos a hacer buenas acciones.
1 Juan 3:2-3. Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero sí sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es. Y todos los que tienen esta gran expectativa se mantendrán puros, así como él es puro.
Entre los cristianos, hay con frecuencia desacuerdo acerca de los acontecimientos que rodean la segunda venida del Señor Jesucristo. Por ejemplo, nosotros creemos que el regreso de Cristo debe considerarse en dos etapas: la primera será el arrebatamiento de la iglesia, y al final de la gran tribulación ocurrirá la gloriosa venida de Jesús, cuando Él juzgará al mundo y nosotros empezaremos a reinar con Él.
Otros maestros de la Biblia están convencidos de que el arrebatamiento y la gloriosa venida son un mismo suceso. Pero sin importar cuál sea nuestra opinión, no debemos pasar por alto el punto clave del Nuevo Testamento: puesto que Jesús va a volver, debemos llevar vidas santas como preparación para su venida.
En síntesis, las profecías de la Biblia no fueron escritas para satisfacer nuestra curiosidad acerca del futuro, sino para cambiar nuestra forma de vivir sobre la tierra.
En Tito 2:13-14, Pablo enlaza dos ideas: la gracia de Dios y el regreso de Cristo. No debemos interpretar que este versículo enseña que la gracia de Dios en Cristo se ha manifiestado de manera universal a todas las personas, sino más bien que por medio de la manifestación de Cristo la gracia está disponible para todos.
Esta gracia, bien entendida, nos enseña «a que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios» (v. 12).
De modo que mientras muchas personas consideran la gracia de Dios como una licencia para pecar, Pablo enseñó lo contrario: la gracia conduce a la santidad personal.
¿Cómo conduce la gracia a la santidad? Primero, al enfocarnos en el pasado, recordamos el alto precio de nuestra redención, y esto nos motiva a querer agradar a Dios con un corazón agradecido.
Y segundo, la gracia promueve una vida en santidad al enfocarnos en el futuro, «con esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo». Cada vez que en el Nuevo Testamento encontramos una referencia al regreso de Cristo, ésta se relaciona con la santidad.
El segundo versículo citado constituye un ejemplo de esto: «Queridos amigos, ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha mostrado lo que seremos cuando Cristo venga; pero sí sabemos que seremos como él, porque lo veremos tal como él es. Y todos los que tienen esta gran expectativa se mantendrán puros, así como él es puro» (1 Jn. 3:2-3).
Después que Pablo nos insta a vivir anhelando la venida gloriosa de Cristo, prosigue a decir que Jesús «dio su vida para liberarnos de toda clase de pecado, para limpiarnos y para hacernos su pueblo, totalmente comprometidos a hacer buenas acciones» (Tit. 2:14).
Él muestra que el propósito de Dios al pagar un precio tan tremendo por nuestra redención fue comprar un pueblo santo. Cuando traemos a nuestra mente el regreso futuro del Señor, esto debe motivarnos a pagar el precio que sea necesario para alinear nuestra vida con el propósito de santidad que Dios desea.
Tenga en cuenta que cuando Cristo regrese ocurrirán dos sucesos diferentes de manera instantantánea. Aquellos que han muerto en Cristo resucitarán de sus sepulcros para encontrarse con Él en el aire, completos con sus cuerpos nuevos, glorificados y eternos.
Y los creyentes que estén vivos en el momento de su regreso escaparán de la muerte y serán transformados igualmente, de modo que ambos grupos se encontrarán con Él en el cielo.
Y así estaremos con el Señor para siempre (1 Ts. 4:15-17). Con razón Pablo dijo a quienes lloraban la muerte de sus seres queridos: «Así que anímense unos a otros con estas palabras» (v. 18).
¿Es posible que un cristiano sea avergonzado en el regreso de Cristo? Juan escribió: «Y ahora, queridos hijos, permanezcan en comunión con Cristo para que, cuando él regrese, estén llenos de valor y no se alejen de él avergonzados» (1 Jn. 2:28).
Así es cómo debemos vivir a la luz del regreso de Cristo. Pedro lanzó un llamado similar, recordándonos el hecho de que esta tierra al final será quemada:
«Pero el día del Señor llegará tan inesperadamente como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con un terrible estruendo, y los mismos elementos se consumirán en el fuego… Dado que todo lo que nos rodea será destruido de esta manera, ¡cómo no llevar una vida santa y vivir en obediencia a Dios, esperar con ansias el día de Dios y apresurar que este llegue!» (2 P. 3:10-12).
No es preciso que tengamos todas nuestras preguntas contestadas acerca de los detalles específicos que rodean la Segunda Venida para que nos preparemos para este acontecimiento. Nada debe generar un cambio más permanente en nuestra vida que el conocimiento de que Cristo volverá un día y seremos partícipes de su venida.
Despertemos cada día con la esperanza del regreso de Jesús, y entonces vivamos con los valores eternos presentes. Y si Jesús no regresa mientras estamos vivos, seremos resucitados para verlo cuando vuelva. En cualquier caso, arrepintámonos hoy de todo lo que estorbe nuestro compromiso absoluto de vivir para su gloria.
El tiempo es breve, y la eternidad larga.
Reflexión y cambio personal
1. ¿Cuáles son las doctrinas del arrebatamiento y la Segunda Venida? ¿Qué creemos que sucederá durante estos acontecimientos?
2. Mientras esperamos el regreso de Cristo, ¿cuál debe ser nuestra actitud aquí en la tierra? ¿Está usted listo para el regreso de Cristo?
3. Pablo enseñó que la gracia conduce a la santidad personal. ¿Cómo ocurre ese proceso (lea 1 Jn. 3:2-3)?
4. Cuando Pablo habló del regreso de Cristo, instó a los tesalonisenses a animarse «unos a otros con estas palabras» (1 Ts. 4:18). ¿Qué sucesos ocurrirán instantáneamente cuando Jesús vuelva?
5. ¿Por qué algunos cristianos serán avergonzados delante de Cristo en su venida? Lea 1 Juan 2:28 y 2 Pedro
3:11-12. Comente cómo podemos asegurar nuestra confianza para presentarnos ante Cristo cuando regrese.
6. Versículos adicionales para memorizar: 1 Corintios 15:51-52.
Tomado de Versículos que Cambian Vidas de Erwein y Rebecca Lutzer