Hay seis marcas distintivas que determinan su éxito. A través de grupos pequeños o células, hemos reconocido estas seis características que diferencian un grupo de discipulado de cualquier otro grupo, clase dominical, o estudio bíblico en la iglesia.
A la luz de esta lista de requisitos básicos para el verdaderodiscipulado, podemos evaluar si estamos logrando un discipulado bíblico y exitoso. En verdad, este tipo de evaluación es necesaria de vez en cuando.
Como el autor cristiano Robert E. Coleman escribe: "Siempre habrá que preguntarse: ¿Vale la pena hacerlo? ¿Se cumple la tarea establecida? No se puede negar que estamos muy ocupados en la iglesia pero, ¿estamos cumpliendo el propósito deseado?"
El verdadero discipulado debe ver un crecimiento tanto espiritual como numérico al mismo tiempo, para que la iglesia crezca de manera sana y balanceada. Entonces, ofrecemos la siguiente lista como criterios para determinar si una iglesia está cumpliendo con la gran comisión de "hacer discípulos" (Mt. 28:19).
1. La multiplicación espiritual
El primer aspecto es ser discípulos. Habla del crecimiento espiritual, y tiene que ver con la relación íntima de cada persona con Jesucristo mismo. El segundo aspecto es hacer discípulos. Esto habla del crecimiento numérico, y denota la estrategia del discipulado.
Cuando logremos estas dos cosas simultáneamente, experimentaremos un crecimiento
sano y balanceado en la iglesia.
El discipulado no puede ser un proceso sin producto. La intención del verdadero discipulado no es solamente que seamos discípulos, sino además que hagamos discípulos. El enfoque de un verdadero grupo de discipulado es que cada integrante esté preparándose para guiar y dirigir otro grupo pequeño. En realidad, después de unos cuatro o cinco meses de preparación se espera que cada participante inicie su propio grupo, mientras sigue asistiendo al grupo original. De esta manera cumplimos con una norma bíblica del discipulado:
"Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros" (2 Ti. 2:2).
¿Cómo funciona? Cuando mi esposa y yo comenzamos con un grupo de otros tres matrimonios, entramos primero en la etapa de ser discípulos, enfocando nuestra atención en la vida cristocéntrica --como Jesús hizo con Pedro, Santiago y Juan. Mi tarea es la de discipulador o entrenador.
Luego los participantes se van multiplicando al comenzar nuevos grupos, y entran en la etapa de hacer discípulos. Al mismo tiempo, yo inicio otro grupo con el mismo propósito. Y si cada uno de los matrimonios tomáramos otros tres matrimonios como discípulos, los cuatro originales se convertirían en un total de 16. Luego, los 16 se convertirían en 36, o un total ya de 52.
"La razón por la que la iglesia de Jesucristo encuentra tan difícil hoy día cumplir la gran comisión, es que la población del mundo está multiplicándose, mientras que la iglesia solamente está sumando", escribió el autor cristiano Walter Henrichsen. Señaló: "La suma nunca puede alcanzar a la multiplicación. La multiplicación puede ser difícil en los períodos iniciales, aun más lenta que la adición, pero es el medio más efectivo para cumplir la gran comisión de Cristo, prácticamente el único medio efectivo".
Sin el principio de ser discípulos y hacer discípulos, no existe un verdadero grupo de discipulado.
2. La selección de discípulos
Jesús específicamente escogió a sus 12 discípulos para formar su propio grupo más íntimo. Encontramos su ejemplo y método en Lc. 6:12 al 13: "En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles".
No pidió voluntarios. Tampoco nosotros debemos pedir voluntarios en el ministerio del discipulado. Como Jesucristo, primero debemos orar hasta que encontremos la voluntad del Padre; y después, seleccionar. Es nuestra experiencia que el pastor y los ancianos de la iglesia conocen mejor a la gente que debe formar la "primera generación" del discipulado en su iglesia.
Entonces, ¿qué clase de persona seleccionar? Encontramos la respuesta en 2 Ti. 2:2: "Hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros". Hombres fieles quiere decir personas dignas de confianza. También 2 Co. 4:2 afirma: "Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel".
En nuestro ministerio usamos un acróstico para la clase de persona que buscamos: FED. La sigla representa: fiel, enseñable, disponible. Los posibles discípulos tienen que satisfacer cada uno de estos tres requisitos; ser fieles, enseñables y disponibles. Algunos son enseñables, pero no son fieles. Otros son fieles, pero no están disponibles.
Este no es un grupo de estudio abierto. No es el momento de invitar a gente nueva. Quienes desean involucrarse en el discipulado tendrán su oportunidad cuando los miembros del grupo original inicien sus propios grupos.
3. El rendirse cuenta mutuamente
En cada grupo tenemos una estructura para que rindamos cuentas los unos a los otros. Este principio se halla en la Biblia. Por ejemplo, Mt. 12:36 dice: "Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio". También 1 P. 4:5 declara: "Pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos". Además, Ro. 14:12: "De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí". Muchas de las bases de esta estrategia de discipulado se encuentran en el libro de Hebreos. Por ejemplo: "Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquel a quien tenemos que dar cuenta" (4:13 véase 13:17).
Para que el grupo de discipulado logre sus objetivos, dar razón de sus acciones a otros miembros del grupo, a la luz de las Escrituras, no puede ser algo opcional sino parte íntegra del proceso. Por eso entre usted y sus discípulos tiene que existir un compromiso de rendirse cuentas mutuamente. Sin este compromiso y seguimiento continuo habrá poco crecimiento espiritual.
Las "cuentas" que tenemos que dar son una especie de "informe", basado en objetivos personales que cada uno establece, según sus necesidades espirituales. Examinaremos estas metas personales bajo el punto número 4. Aquí sólo cabe señalar que "rendir cuentas" significa que cuando no estamos logrando nuestros objetivos, habrá que explicar por qué. También podemos pedir la ayuda del grupo (oración mutua, ayuno, etc.) para poder cumplir las metas establecidas.
La clave del éxito de este principio se encuentra en la palabra "mutuamente". Responsabilizarse por sus acciones ante otros ha de funcionar como una calle de doble sentido. Es una relación, una comunicación recíproca. Todos estamos creciendo y madurando espiritualmente; por eso, tanto los discípulos como los líderes responden por sus acciones los unos a los otros. Juan 4:7 proporciona un panorama de esta clase de transparencia en la vida de Cristo. Por revelar su necesidad --tenía sed-- Jesús creó una atmósfera en que la mujer samaritana pudo sentirse libre para hablar de sus propias necesidades.
Asimismo, un líder eficaz de discipulado tiene que revelar sus necesidades, a fin de crear un ambiente abierto para el diálogo. Esta dinámica es el ingenio del discipulado porque todos estamos acostumbrados a dar cuentas en una sola dirección --por ejemplo, en la escuela hacia los maestros. En un grupo de discipulado, aun los líderes comunican parte de sus luchas, hasta sus fallas.
Otro propósito --y resultado-- de rendirse cuentas mutuas es evitar la "entropía". La entropía es la segunda ley de la termodinámica de la ciencia física. Expresa que todo siempre va hacia más y más desorden, o caos. En otras palabras, cuando se empieza algo --aun algo bueno y valioso-- la tendencia siempre es que esa cosa se deteriore.
Todos la hemos experimentado. Establecemos metas valientes; pero, ¿qué sucede después de un tiempo? Nuestros tiempos devocionales, la lectura diaria de la Biblia, nuestra vida de oración, la memorización de las Escrituras, tarde o temprano la gran mayoría de éstos objetivos se diluyen. Es la entropía en acción.
Siempre está obrando, no solamente en nuestras vidas y familias, sino
también en nuestras iglesias. Para prevenir la entropía, entonces, la Biblia presenta el concepto de rendirse cuentas mutuamente para que en vez de descomposición y deterioro se facilite el éxito de estos programas --y de nuestras propias vidas espirituales.
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Josué B. Rasmusen S.
(Misionero y periodista con SEPAL Int., trabajando actualmente con la Iglesia "El Divino Redentor" y la congregación "Maranata" en Toluca, México.)