Estudio/Sermón para la presentación de niños
Dedicar un niño es esencialmente:
1- reconocer la soberanía de Dios sobre la criatura humana. Agradeciendo.
2- Una búsqueda de la bendición de Dios sobre la vida del niño. Oración y Ruego.
3- Es un compromiso que contraen los padres para criar al pequeño para Dios y como Dios manda. Haciendo boto.
Esto se debe resaltar en la dedicación.
Texto sugerido: Marcos 10:13-16
De los tales es el reino de los cielos.
Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolo en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
Era algo muy natural que las madres judías quisieran que sus hijos fueran bendecidos por un rabí importante y renombrado.
Los llevaban ante alguna personalidad así especialmente han el primer cumpleaños del niño. Así fue como llevaron los niños a Jesús en el día al que se refiere este relato.
Sólo comprendemos en toda su plenitud le belleza casi desgarradora de este pasaje si recordamos cuándo sucedió.
Debemos recordar que Jesús marchaba hacia la cruz, y El lo sabía. Esa sombra cruel no puede haberse alejado jamás de su mente.
Fue en momentos como ése cuando encontró tiempo para dedicar a los niños.
Aun con semejante tensión en su mente tuvo tiempo para alzarlos en brazos, para defenderlos y sonreírles y quizás también para jugar con ellos.
Esa es justamente la rezón por la cual los discípulos trataron de alejar a los niños. No es que fueran hombres antipáticos y groseros. Querían proteger a Jesús. No comprendían que era exactamente lo que ocurría pero veían con toda claridad que tenían una tragedia por delante y percibían la tensión que embargaba a Jesús.
No querían que nadie lo molestara.
No podían concebir que Jesús quisiera tener a los niños cerca suyo en momentos como ese. Pero hasta en esa circunstancia Jesús dijo: “Dejad a los niños venir a mí.”
En forma accidental, casi al pasar, esto nos dice mucho acerca de Jesús. Nos dice que era la clase de persona que se interesaba por los niños y con quién estos simpatizaban. No pudo haber sido una persona severa, melancólica y triste. Su persona ha de haber tenido un cálido resplandor. Debe haber sido un hombre de sonrisa fácil y de risa alegre.
En algunos de sus escritos, George Macdonald dice que no cree en el cristianismo de alguien frente a cuya puerta nunca hay niños jugando. Este pequeño y precioso incidente proyecta un haz de luz sobre la clase de persona humana que era Jesús.
“De los tales”, Dijo Jesús, “es el reino de Dios.” ¿Qué era lo que valoraba Jesús en el niño y a lo cual daba tanta importancia?:
1- tenemos la humildad del niño. Hay niños exhibicionistas pero son los menos y casi siempre son el producto de un trato equivocado por parte de los adultos.
Por lo general, el niño se siente confundido por la prominencia y la publicidad.
Aún no ha aprendido a pensar en términos de posición, orgullo y prestigio. Aún no ha descubierto su propia importancia.
2- Tenemos la obediencia del niño. Es cierto que con frecuencia el niño es desobediente pero por más paradójico que parezca el instinto natural del niño es obedecer. Aún no ha aprendido el orgullo y la falsa independiente que separan al hombre de su prójimo y de Dios.
3- Tenemos la confianza del niño. Lo vemos en dos cosas.
a) En la aceptación de la autoridad por parte del niño. En una etapa de su vida el niño cree que su padre lo sabe todo y siempre tiene razón.
Para vergüenza nuestra, pronto se libera de esa creencia. Pero el niño percibe instintivamente su propia ignorancia y desamparo y confía en aquel que, según su opinión, sabe más que él.
b) Lo vemos en la confianza que deposita en la gente. Es algo que caracteriza de manera exclusiva al niño: jamás piensa que alguien puede ser una mala persona. Puede hacerse amigo de un desconocido.
Un hombre muy famoso afirmó en una oportunidad que el mejor halago que jamás le habían hecho había sido cuando un niño muy pequeño a quien nunca había visto antes, se le acercó y le pidió que le atara el cordón del zapato.
El niño no ha aprendido a sospechar del mundo. Sigue pensando lo mejor posible sobre lo demás. A veces, esa confianza lo conduce al peligro, porque hay personas que no la merecen en absoluto y que abusan de ella, pero eso no impide que la confianza del niño sea algo muy hermoso.
4- El niño tiene una memoria de corto alcance. Aún no ha aprendido a experimentar sentimientos de venganza y rencor. Inclusive cuando se lo trata sin justicia --¿Y quién de nosotros no es injusto con sus hijos a veces?—lo olvida y lo hace tan completamente que ni siquiera necesita perdonar.
En realidad, de los tales es el reino de Dios. (“¡…y poniéndolo en medio…!” <