“Qué debo hacer para ser salvo”
(Hechos 16:30) Si el alma del hombre es eterna, ¿qué provisión se puede y se debe hacer para la próxima vida? La Palabra de Dios enseña que hay dos lugares donde el alma irá al partir de esta vida: al cielo o al infierno. El cielo es un lugar de completo gozo; el infierno es un lugar de castigo y eterna separación de Dios. El pecado evita la entrada al cielo (Apocalipsis 21:27), y todos hemos pecado (Romanos 3:23).
Gracias a Dios que ha hecho posible que recibamos perdón por nuestros pecados y que recibamos vida eterna. Jesús se refirió a esta experiencia como “nacer de nuevo” (Juan 3:3-7). Él subrayó la necesidad de nacer de nuevo al decir “Os es necesario nacer de nuevo” (v. 7). Por lo regular nos referimos a esto como “salvación”.
El erudito bíblico C. I. Scofield llama la palabra “salvación” “la gran inclusiva palabra del evangelio”. Él dice: “Tanto la palabra hebrea como la griega para ‘salvación’ implican las ideas de redención, seguridad, preservación, sanidad y solidez” ( Romanos 1:16). La preguntas que siguen naturalmente son: “¿Para quién es la salvación?” y “¿Cómo podemos ser salvos?”
La salvación ha sido dada a toda la humanidad (Lucas 10:11; Juan 3:16; Romanos 1:16). Se obtiene no por obras, sino por gracia (Efesios 2:8,9). No es sencillamente ‘enmendarse’ o ‘unirse a una iglesia’. La respuesta es: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31; cf. Romanos 10:9). Creer en Cristo es más que un simple asentimiento mental con el hecho de que Él vivió.
Quiere decir que creemos lo que Él nos ha dicho sobre nuestra vida, presente y futura. Creemos que Él perdona nuestros pecados cuando nos arrepentimos con sinceridad, y que nos da la vida, su vida, que por su misma naturaleza es eterna (1 Juan 5:11,12). El arrepentimiento es necesario.
Esto quiere decir dolerse por haber pecado, y no pecar más (Marcos 1:15b; Lucas 13:3; Hechos 3:19). Es necesario que confesemos a Dios nuestros pecados con la completa seguridad de que Él es fiel para perdonarnos y limpiarnos de pecado (1 Juan 1:9). Recuerde, Dios quiere salvar (Juan 3:16; 1 Timoteo 2:3-6; 2 Pedro 3:9). Esta salvación es gratis, Él pagó su precio.
Los requisitos son arrepentimiento y fe. Esto es algo que todos podemos hacer, ricos o pobres, sabios o ignorantes. Todos podemos recibir este perdón y esta vida eterna. ¿Ha recibido usted esta salvación? Jesús mismo hizo la pregunta: “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36).