¿QUIÉN PUEDE ESTUDIAR LA BIBLIA?
No toda persona puede ser un estudiante de la Biblia. Evalúese a sí mismo a la luz de estos requisitos necesarios para estudiar la Palabra de Dios con bendición:
- ¿Es salvo por fe en Jesucristo (1 Co 2.14–16)?
- ¿Tiene hambre de la Palabra de Dios (1 P 2.2)?
- ¿Está escudriñando la Palabra de Dios con diligencia (Hch 17.11)?
- ¿Está buscando la santidad (1 P 1.14–16)?
- ¿Está lleno del Espíritu (Ef 5.18)?
La pregunta más importante es la primera. Si nunca ha invitado a Jesucristo a ser su Salvador personal y el Señor de su vida, entonces su mente está cegada por Satanás a la verdad de Dios (2 Co 4.4).
Si Cristo es su necesidad, deje de leer en este momento y con sus propias palabras, en oración, vuélvase del pecado hacia Dios: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Ef 2.8, 9).
¿CUÁL DEBE SER MI RESPUESTA A LA BIBLIA?
Debido a que la Biblia es tan importante y proporciona beneficios eternos sin paralelo, entonces estas deben ser sus respuestas:
- Créala (Jn 6.68, 69)
- Hónrela (Job 23.12)
- Ámela (Sal 119.97)
- Obedézcala (1 Jn 2.5)
- Guárdela (1 Ti 6.20)
- Peleé por ella (Jud 3)
- Predíquela (2 Ti 4.2)
- Estúdiela (Esd 7.10)