En un artículo del 5 de Diciembre de 2001, el periódico Kansas City Star publicó que los registros de falencias en los Estados Unidos durante los primeros nueve meses de 2001 estaban 19,5% arriba de los índices alcanzados en el mismo periodo del año anterior.
Así, es muy probable que se sobrepase el alto record establecido en 1998. Imagino que en su país la tendencia debe ser muy parecida. Hubo un tiempo en que la falencia ocasionaba un cierto estigma, siendo considerado como el último recurso, debido al daño que causaba a la reputación del empresario, sin embargo, esta deshonra disminuyó también para los prestamistas.
Una de estas empresas de prestamistas que yo administré tenía la mala costumbre de prestar dinero sin pedir al interesado informaciones sobre su solvencia en préstamos.
Ya que este informe es uno de los métodos principales que los Bancos usan para determinar el carácter de una persona, esto no era aceptable. Solicité entonces, que él haga un control estricto de las informaciones referentes a préstamos de todo deudor en potencial.
Quedé espantado al descubrir que él realmente hizo la investigación solicitada, pero se anticipó y prestó el dinero al cliente, mismo con el informe acusando una reciente falencia.
Al ser preguntado, él explicó que tenía que hacer la verificación del crédito, pero que yo no dijera nada sobre la obligación de usarlo en el proceso de la toma de dicisión del préstamo.
El no veía el registro de falencia o quiebra en su promesa de pagar, como una falta de carácter. Cuando aconsejo a empresarios que están considerando la posibilidad de falencia, quiero recordarles lo que la Biblia dice sobre este asunto en Salmos 37:21: “Los malos piden prestado y después dicen: no tengo como pagar!” . El problema no es la falencia, sino el pedir dinero prestado y no devolverlo.
Existen momentos en que la falencia es necesaria, pero esto no quiere decir que las deudas deban ser desconsideradas. No se trata de una salida fácil, sino de una salida correcta.
Si Ud. está pensando en falencia, procure consejos sabios y busque primero otras alternativas. Si no hay otra solución, considere la posibilidad de pagar a sus acreedores después de la falencia, no importa cuánto esto pueda demorar. ¡Para sus acreedores, esa es la verdadera integridad!.