Todo comenzó a principio de la década de los 80, cuando el pastor Lorenzo se vio enfrentado con una mujer endemoniada. Aunque se sentía completamente inadecuado para ello, reprendió al demonio en el nombre de Jesús.
¡El demonio salió y la mujer fue liberada! Esto no lanzó a Lorenzo a un ministerio continuo de liberación, pero sí avivó su interés en el tema.
En aquel tiempo, uno de los miembros de su iglesia viajó a los Estados Unidos y aprendió algunas cosas acerca de la guerra espiritual, las cuales transmitió a la congregación a su regreso.
Lorenzo patrocinó dos seminarios sobre guerra espiritual en su iglesia: uno de los cuales fue dirigido por Edward Murphy, de Overseas Crusades, y el otro por John White, el conocido siquiatra cristiano y escritor del Canadá. El proceso de reequipamiento de la congregación estaba en marcha.
Poco después la batalla comenzó en serio y el enemigo intentó infiltrarse en la iglesia. Se descubrió que una mujer, la cual fingía haberse convertido a Cristo, era un agente encubierto de las fuerzas demoníacas que dominaban Adrogué.
Los demonios empezaron a manifestarse abiertamente en los cultos. Satanás estaba contraatacando e intentando intimidar a los creyentes. Según explica Eduardo Lorenzo: «Satanás se sentía contento si podía mantener a aquella pequeña iglesia bautista dando vueltas y más vueltas.
Había cegado eficazmente al evangelio las mentes de los inconversos de Adrogué. Alo largo de los años varias congregaciones más habían sido destruidas.
Ahora nosotros mismos estábamos experimentando su ataque directo». Por medio de un largo proceso de oración, ministerio y discernimiento, Lorenzo y los dirigentes
de su iglesia identificaron por fin al principado demoniaco más importante que controlaba Adrogué.
Descubrieron incluso el nombre de este espíritu territorial. Sintiendo que había llegado el momento de Dios para la última batalla, reclutaron a un equipo de 35 ó 40 miembros de la iglesia los cuales se comprometieron a pasar desde el lunes hasta el viernes de una determinada semana en ayuno y oración.
El viernes por la noche, doscientos creyentes casi toda la congregación se unieron a ellos para interceder a nivel estratégico, y tomaron autoridad sobre el principado que dominaba la ciudad y sobre las fuerzas demoníacas menores.
Aquella noche, a las 11:45, los que oraban sintieron de un modo colectivo que algo se rompía en el ámbito espiritual, y supieron que la batalla había terminado. El espíritu malo se había ido y la iglesia comenzó a crecer.
No sólo la membresía se triplicó en poco tiempo, sino que ahora el 40 por ciento de la misma es del mismo Adrogué. ¡El año de la victoria fue 1987!
Tomado del Libro: Oracion de Guerra
Autor: C. Peter Wargner
Editorial Caribe