Tomar la decisión de buscar a Dios en nuestras tormentas, en vez de quedarnos viendo impotentes al viento y las olas, puede traernos verdades simples como los mensajes en la marquesina de una iglesia, una palabra de ánimo de un amigo, o las palabras en un libro que ofrece esperanza auténtica que puede atravesar las noches más oscuras, las circunstancias más trágicas.
Jesús dijo que Él no vino a buscar al sano, sino al enfermo (Mateo 9:12). Yo no escribí mi canción, el mensaje sencillo y melódico que Dios ha usado para tocar a miles de miles de personas alrededor del mundo, para aquellos que viven en una montaña y nada los alcanza o los afecta, sino más bien para quienes se hallan solos y lastimados en el valle, incluso aquellos que no pueden encontrar la fortaleza o la voluntad para vivir un día más.
Del mismo modo, creo que el mensaje que se halla en estas páginas hará eco en quienes estén listos para una esperanza celestial verdadera.
No tengo idea alguna de lo que pueda ser su situación. Quizá ha estado andando con Cristo durante años y este libro se volverá uno de los muchos que ha leído para estimularlo en su fe. O, tal vez, alguien le dio este libro a causa de una lucha que está enfrentando y justo en este momento, usted se pregunta si alcanzará a voltear la página.