Todo el libro gira alrededor de la figura de David; no hay otro de suficiente importancia que atraiga la atención. Nuestros ojos son dirigidos a la descripción que Dios nos ofrece de su ungido.
Es el cuadro del “hombre según el corazón de Dios” el cual somos llamados a estudiar. Y comenzamos nuestro estudio con la pregunta, ¿Qué hay en David que merezca título tan honorable? No se le señala desde una distancia, de modo que sólo se pueda contemplar al rey en su elevada eminencia rodeado de todas las insignias de la realeza, sino que se nos invita a un trato de cerca con el hombre.
No solamente lo vemos sobre el trono, sino también en el hogar. Lo observamos en sus tristezas más profundas, tanto como en la hora de sus triunfos más grandes; escuchamos sus oraciones y sus alabanzas, su justa indignación, sus palabras de bondad, ternura y generosidad.
Somos testigos de su pecado y de su arrepentimiento, de sus momentos de impaciencia, de su dignidad real; y todo el cuadro, a pesar de algunas sombras oscuras, muestra a un hombre en cuya vida Dios ocupó el primer lugar, y que, sobre todas las demás cosas, era una gloriosa realidad, un hombre profundamente consciente de su propia debilidad, fracaso y pecado; pero que conocía a Dios y confiaba en Él con todo su corazón.
Autor. Los acontecimientos registrados en el libro Segundo de Samuel fueron probablemente agregados a dicho libro (1 Cr 29:29) por Natán o Gad.
En el hebreo original, los dos libros de Samuel formaban un sólo libro. Fueron divididos por los traductores de la versión de los Setenta (alrededor de 285 a.C.), cuando tradujeron el Antiguo Testamento a la lengua griega.
Época. Desde la muerte de Saúl hasta la compra del sitio para el templo, abarcando un período de treinta y siete años.
Bosquejo del libro de 2 SAMUEL
- I. La ascensión de David (1 — 10)
- II. La caída de David (11 — 20)
- III. Los últimos años de David (21 — 24)