El libro de Job trata de uno de los grandes misterios: el sufrimiento. La pregunta que resuena por todo el libro es: ¿Por qué sufren los justos? Job, un hombre descrito como perfecto, es despojado de su riqueza, de sus hijos y de su salud.
Él soporta esas aflicciones con fortaleza. No comprende la causa de estas calamidades, pero se resigna con el pensamiento de que Dios envía el mal a los hombres, así como también el bien, y que siendo Dios, tiene derecho de hacer lo que desee con sus propias criaturas. De manera que los hombres deben aceptar el mal sin murmurar, así como aceptan el bien de la mano de Dios.
Los amigos de Job argüían que, como el sufrimiento era resultado del pecado, y siendo Job el más afligido de los hombres, debiera ser el más impío de los hombres.
Job se indigna y niega la acusación de haber pecado y lleva su negación hasta el punto de justificarse. En la conclusión de la discusión entre Job y sus amigos, Eliú habla, condenando al primero por su justificación propia y a los otros por su áspera condena de Job.
Luego procede a explicar que Dios tiene un propósito al enviar el sufrimiento a los hombres; que Él castiga al hombre con el propósito de acercarlo más a Él.
Dios usó las aflicciones para probar el carácter de Job, y como un medio de revelarle un pecado del cual hasta entonces no se había dado cuenta: la justificación propia.
Autor. Se desconoce el autor del libro de Job. Se cree que pudo haberlo escrito Eliú (32:16).
Bosquejo del libro de JOB
- I. El ataque de Satanás contra Job (1:1 — 2:10)
- II. Job y sus amigos (2:11 — 31:40)
- III. El mensaje de Eliú (32 — 37)
- IV. La respuesta de Jehová a Job (38 — 42:6)
- V. Conclusión (42:7-17)