La Felicidad Exige Metas
Earl Nightingale escribió en una ocasión: «La felicidad es la realización progresiva de un ideal o meta valiosos».
Sólo nos sentimos verdaderamente felices cuando progresamos, paso a paso, hacia algo que nos importa. Victor Frankl, fundador de la logoterapia, escribió que la máxima necesidad de los seres humanos es tener la sensación de sentido y propósito en la vida.
Las metas nos dan esa sensación de sentido y propósito. Las metas nos dan un sentido de dirección. Conforme avanzamos hacia ellas nos sentimos más felices y fuertes. Nos senti- mos más llenos de energía y eficacia. Nos sentimos más competentes y seguros de nosotros mismos y de nuestra capacidad. Cada paso que damos hacia nuestros objetivos aumenta nuestra convicción de que podemos fijar y alcanzar metas incluso mayores en el futuro.
En la actualidad, son más las personas que temen el cam- bio y se preocupan por el futuro que en cualquier otro momento de la historia.
Uno de los grandes beneficios de la fijación de metas (Ver: Nueve Pasos para Establecer Metas) es que esas metas nos permiten controlar la dirección del cambio en nuestra vida. Nos permiten garantizar que los cambios de nuestra vida sean, en gran medida, determinados y dirigidos por nosotros mismos. Nos permiten instilar sentido y propósito en todo lo que hacemos.
Una de las enseñanzas más importantes de Aristóteles, el filósofo griego, es que el hombre es un organismo teleológico. La palabra griega tdeos significa metas. Aristóteles llegó a la conclusión de que toda acción humana tiene un propósito de algún tipo.
Somos felices sólo cuando hacemos algo que nos conduce hacia algo que queremos. Así pues, las grandes preguntas son: ¿Cuáles son nuestras metas? ¿Qué propósitos queremos alcanzar? ¿Dónde queremos acabar al final del diá?
Nuestro potencial innato es extraordinario.
En este momento, tiene usted, en su interior, la capacidad necesaria para alcanzar casi cualquier meta que pueda fijarse. Su máxima responsabili- dad hacia sí mismo es invertir el tiempo que sea preciso para llegar a saber con total claridad qué quiere y cuál es el mejor medio para conseguirlo.
Cuanta mayor claridad tenga respecto a sus auténticas metas, más potencial liberará, de forma definitiva, en su vida. (Ver: El Poder del Enfoque y la Ley de las Prioridades). Es probable que haya oído decir que la persona media sólo usa un 10% de su potencial.
La triste verdad es que, según un estudio de la Universidad de Stanford, la persona media funciona sólo con un 2% de su potencial mental. El resto permanece ahí, en reserva, guardado para una ocasión futura.
Esto sería exactamente lo mismo que si sus padres le hubieran dejado una herencia de 100.000 dólares, pero lo único que usted sacara para gastar fueran 2.000 dólares y los otros 98.000 dólares permanecieran ahí, en la cuenta, sin usar, durante toda su vida.
Cultive un deseo ardiente
El punto de partida para conseguir cualquier meta es el deseo. Debe cultivar el deseo intenso y ardiente de alcanzar sus metas, si de verdad quiere lograrlas. Sólo cuando su deseo sea lo bastante intenso, tendrá la energía y el impulso interior que se requieren para superar todos los obstáculos que surjan a su paso.
En una ocasión, le preguntaron al multimillonario H. L. Hunt cuál era el secreto del éxito. Respondió que el éxito exigía dos cosas y sólo dos cosas. La primera, dijo, era saber exactamente lo que uno quiere (Ver: El Lider Tiene que Saber Donde Ir). La mayoría no llega nunca a decidir eso. La segunda, dijo, es determinar el precio que tendrá que pagar para conseguir eso que quiere y, a continuación, poner manos a la obra y empezar a pagar ese precio.