MARQUE EL RUMBO
Cualquiera puede gobernar un barco, pero se necesita que un líder planee la ruta. Antes de llevar a su gente a una jornada, el líder atraviesa por un proceso a fin de que el viaje tenga la mejor oportunidad de ser exitoso:
Los navegantes se benefician de la experiencia pasada: La mayoría de los líderes naturales son activistas. Tienden a mirar hacia delante y no hacia atrás, toman decisiones y siguen adelante. Pero para que los líderes se conviertan en buenos navegantes, necesitan reflexionar y aprender de sus propias experiencias.
Los navegantes examinan las condiciones antes de contraer compromisos: Los buenos navegantes analizan todo antes de realizar un compromiso con ellos o con los demás. No sólo examinan los factores medibles como las finanzas, los recursos y el talento sino también los recursos intangibles como el tiempo, la moral, el ímpetu, la cultura, etc.
Los navegantes escuchan lo que otros dicen: No importa cuán buen líder es, usted no tendrá todas las respuestas. Por eso los navegantes de primera clase reúnen información de diversas fuentes.
Los navegantes se aseguran que sus conclusiones representen tanto las expectativas como los hechos: El poder «navegar», dirigir a los demás, exige al líder una actitud positiva. Usted debe tener fe de que puede llevar a su gente a lo largo de toda la jornada. Por otra parte, usted también debe ser capaz de ver los hechos de manera realista. Si no empieza con los ojos bien abiertos, se encontrará con una sorpresa.