
Acercarse al Padre con Agradecimiento
Cuando nos acercamos al Padre, deberíamos hacerlo en una actitud agradecida. Deberíamos sentir agradecimiento de que el Padre nos amara tanto como para mandar a su unigénito Hijo a la cruz;
agradecidos por la crucifixión; agradecidos por nuestra salvación; agradecidos de que Dios nos haya arrebatado del reino de las tinieblas y nos haya colocado en el de la luz.
Como lo explicó Pablo en Filipenses 4.6 y 7: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».
Aunque hay millones de personas en el universo, Dios se interesa en cada uno de nosotros. Tiene un conocimiento íntimo de nosotros en su mente incomparable e indescriptible.
Cuando nos acercamos a Él, deberíamos hacerlo con corazón agradecido, porque no entramos en contacto con un Padre celestial que habla a las masas, sino con un Padre que habla con individuos. Esta verdad debería comprometer nuestra ilimitada gratitud.