
DIGA NO A MUCHAS BUENAS IDEAS
UNA DE LAS TRAMPAS DEL DIABLO es hacer que digamos sí a muchas cosas buenas. Como resultado, terminamos tratando de hacer tantas cosas que somos mediocres en todo y no nos destacamos en nada. Hay una fórmula garantizada para el fracaso y es tratar de agradar a todo el mundo.
Llega un tiempo en la vida de toda persona cuando él o ella debe decir no a las buenas ideas. Lo que es bueno y lo que es lo correcto, no siempre son la misma cosa. Una buena idea no es necesariamente una idea que viene de Dios. Como cristianos, nuestra responsabilidad es siempre hacer las cosas correctas.
De hecho, cuanto más crezca una persona, tantas más oportunidades él o ella tendrá para decir no. Una clave para obtener resultados es ser una persona enfocada. Tal vez ninguna clave para el crecimiento y el éxito sea tan pasada por alto como esta. La tentación siempre es hacer un poquito de todas las cosas.
Recuerde que decir no a una buena idea, no es lo mismo que decir jamás. No puede querer decir no ahora mismo.
Hay poder en la palabra no. La palabra no es una palabra ungida. «No» puede romper el yugo de comprometernos demasiado y de la debilidad.
«No» se puede usar para cambiar una situación de mala a buena, de incorrecta a correcta. Decir no lo puede librar de cargas que no es preciso que lleve en estos momentos. También lo puede librar para dedicar la cantidad correcta de atención y esfuerzo a las prioridades de Dios en su vida.
Fíjese en el título de esta meditación. Tal vez le vengan a la mente experiencias y situaciones pasadas y presentes. Tal vez recuerde muchas situaciones en las cuales «no» o «no por ahora» hubieran sido la mejor respuesta. Aprenda de esas ocasiones y evite una multitud de errores y distracciones.
Sí y no son las dos palabras más importantes que jamás dirá. Estas son las dos palabras que determinan su destino en la vida. Cómo y cuándo las dice afectan su futuro.
Decir no a las cosas menos importantes significa decir sí a las prioridades de su vida.