
EL SECRETO DE LA VIDA ES DAR
UNA MANERA DE VER CÓMO ES UNA PERSONA es por medio de lo que dice. La mejor manera es por lo que da. Elizabeth Bibesco dijo: Felices son los que pueden dar sin recordar y recibir sin olvidar. El gran problema no son los que tienen y los que no tienen; son los que no dan. El Señor ama al dador alegre; y también lo ama todo el mundo.
Charles Spurgeon exhortó: «Sienta por los demás en su billetera ». Un proverbio indio dice: «La gente buena, al igual que las nubes, solamente reciben para dar». La mejor generosidad es la que es rápida. Cuando usted da con rapidez, es como si diera dos veces. Cuando da sólo después de que le piden, ha esperado demasiado tiempo. Todo lo bueno que sucede en su vida no es para que se lo guarde para sí mismo. Parte de eso es para que lo dé a otros. Estoy de acuerdo con E. V. Hill:
Lo que sea que Dios pueda pasar a través suyo, Él se lo dará. El libro de los Hechos dice: «Más bienaventurado es dar que recibir» (20.35). El dar siempre es el termómetro de nuestro amor por los demás. Eleanor Roosevelt observó: «Cuando usted deja de hacer una contribución, comienza a morir». Los que siempre reciben no son felices, los que dan son felices.
La mejor manera de vivir para sí mismo es vivir para los demás. John Wesley aconsejó: «Gane todo lo más que pueda, ahorre todo lo más que pueda, dé todo lo más que pueda». Esa es una fórmula excelente para una vida de éxito. Cuando se trata de dar, a alguna gente nada los detiene.
El problema con las personas que «dan hasta que les duele» es que son demasiado sensibles al dolor. La codicia siempre disminuye lo que se ha ganado. Mike Murdock declara: «Dar es prueba de que usted ha conquistado la codicia». Si usted tiene, dé. Si no tiene, dé. G. D. Bordmen dijo: «La ley de la cosecha es recoger más de lo que se siembra». Es verdad: la gente que da siempre recibe. El egoísmo continuamente termina en la autodestrucción.
Henry Drummond dijo: «No hay felicidad en tener o en recibir, sino solamente en dar». La prueba de la generosidad no es necesariamente cuánto da usted sino cuánto le queda. Henry David Thoreau dijo: «Si usted da dinero, gástese a sí mismo con él». Lo que usted da, vive.