
Entre en Acuerdo con Dios, no con las Pruebas
¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? Amós 3:3
Dios tiene un buen plan para nuestra vida, y necesitamos hacer entrar nuestras palabras y pensamientos en acuerdo con Él. Si vamos por allí diciendo cosas como: “Nunca me pasa nada bueno; todo lo que tengo son problemas”, podemos esperar que los problemas se multipliquen en nuestra vida.
Las palabras son semillas. ¡Lo que hablamos, sembramos, y lo que sembramos, cosechamos! (vea Gálatas 6:7). Comience diciendo: “Tengo un futuro, y hay esperanza para mí. Dios está de mi lado. No importa cuántas decepciones haya tenido en el pasado, este es un nuevo día. El bien y la misericordia me están siguiendo hoy”.
Hablar en esta manera lo ayudará a disfrutar la jornada. Sin importar qué tanto tenga que esperar su avance, muy bien podría hacer la espera lo más disfrutable posible. Manténgase feliz por medio de escoger con cuidado lo que sale de su boca. ¿Se ha quejado hoy? Eso va a reducir su gozo rápidamente.
Algunas personas son “críticos crónicos”. ¿Alguna vez ha dicho cosas negativas para juzgar a alguien más? Eso ciertamente va a envenenar su gozo. Los comentarios poco amables acerca de otras personas nos provocan muchos más problemas de los que nos imaginamos.
Yo estaba teniendo ciertos problemas en una ocasión con la unción en mi vida. Sentía que algo me estaba deteniendo o bloqueándome. Era difícil de explicar, pero algo no estaba bien. Este sentimiento persistió durante unas tres semanas, y finalmente supe que necesitaba una respuesta de Dios.
Me mostró que había hecho un comentario de crítica sobre la predicación de otro ministro. Dije que no había tenido nada de continuidad; que había saltado de un lado a otro. Había ofendido al Espíritu Santo. Este hermano era un siervo de Dios, predicando bajo la dirección del Espíritu Santo, y yo estaba juzgando su estilo.
Juzgamos lo que es diferente, y usualmente porque nos desafía. Si el estilo de este hombre era correcto, probablemente el mío era el que necesitaba mejorar. No pensé en eso conscientemente, pero creo que con frecuencia las inseguridades que tenemos con respecto a nosotros mismos son la raíz de los juicios que hacemos en contra de otros.
Aprendí una lección importante a partir de ese incidente. Dios realmente trató conmigo con mucha severidad con respecto a este asunto, y sé que parte de la razón es porque enseño su Palabra. Él no quiere que salga agua amarga una vez, y agua dulce a la siguiente.
Él no quiere que lo bendiga a Él y maldiga a los que están hechos a su imagen. Proverbios 18:21 dice: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”. ¡Recuerde mantener sus palabras dulces para que el fruto sea dulce!