
Intimidad con Dios
Siguiendo con el tema de la intimidad, es un tema que me apasiona muchísimo. A nivel personal, creo que todo comienza ahí y es de ahí donde nace todo. Hemos nacido de la intimidad con Dios, y eso es precioso.
Es importante entender que en nuestra casa debe haber un altar de adoración, un lugar físico de intimidad, si es que lo hay en nuestro interior. La casa de Dios es nuestro espíritu, es bueno entender eso.
En 1ª Corintios 6:17 dice que el que se une al Señor es un espíritu con él. Este es un excelente concepto de intimidad, ser uno con Dios. Y ahí viene algo importante, no tiene que ver tanto con un estatus o una posición espiritual, no es aislarse de la realidad.
Sino es decir, enfrento la realidad sabiendo con quién estoy. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece", ninguna condenación hay para los que están en Cristo. Es una posición espiritual, la intimidad con Dios y desde la intimidad, gobernamos los ambientes. Pero sin intimidad, no hay gobierno. Pero el gobierno lleva a la intimidad con Dios, esto es precioso.
Y quiero darles un consejo basado en la historia de Obed-Edom, el custodio y anfitrión de la presencia de Dios. Esto es precioso, la historia primero muestra cómo David quería llevar el arca, que representa la presencia de Dios, a su casa.
Pero primero lo intenta con un carrito nuevo y bueyes, representando sistemas y métodos humanos. Como saben, los bueyes tropiezan y sucede un accidente. Entonces, David teme a Dios y se pregunta cómo traer el arca de Dios a su casa. No la lleva a la ciudad de David, sino que la lleva a la casa de Obed-Edom.
El arca de Dios estuvo con la familia de Obed-Edom en su casa durante tres meses, y Jehová bendijo su casa y todo lo que tenía. Es buenísimo ver lo que pasó después de esos tres meses. Obed-Edom vivió en función del arca, haciendo lo que a Dios le gustaba, dando lo que Dios quería recibir y haciendo que Dios se sintiera cómodo en su casa. Entonces, todo lugar donde Dios se siente cómodo, bendice a las personas y prospera el lugar.
Cuando llega la noticia a David de lo que pasó con Obed-Edom, él pregunta y recibe el mensaje. Dios bendijo la familia de Obed-Edom y todo lo que tenía. Fue prosperando.
Obed-Edom descubrió el secreto de lo que significa ser un anfitrión de la presencia de Dios. Obed-Edom significa adorador, siervo adorador. En otras palabras, un excelente anfitrión. Obed-Edom preparó una casa para Dios, y Dios bendijo y prosperó a la gente y a la tierra.
Podemos aprender eso, que la sangre de Cristo nos compró en la cruz no para que seamos religiosos, sino para que seamos anfitriones de la presencia de Dios.
Somos uno con Él y debemos crear un ambiente para Dios en nuestra casa física, que sea un reflejo de cómo está nuestro interior. El deseo de ser casa de Dios, de ser uno con Dios y de ser anfitriones de su presencia. Hacer lo que a Él le gusta, hacer que Dios se sienta cómodo.
Así que preparemos el ambiente, pongamos la música que le gusta a Dios escuchar, no solo a nosotros. Cantemos lo que Dios quiere escuchar, pasemos tiempo con Él y actuemos en función de Él. Porque el que tiene el corazón del Rey tiene todos los beneficios del reino.