
La Fuente del Verdadero Amor
Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 1 JUAN 4.19
De la verdad de que Dios es amor, el apóstol Juan señala este corolario: «El amor es de Dios» (1 Juan 4.7). Dios es la fuente de todo amor verdadero. El amor es por lo tanto la mejor prueba de que una persona realmente conoce a Dios:
«Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios» (vv. 7–8). En otras palabras, el amor es la prueba de un corazón regenerado. Solo los verdaderos cristianos son capaces de auténtico amor.
Claramente, la clase de amor que el apóstol está hablando es una forma más elevada, más pura de amor que la que comúnmente conocemos por la experiencia humana. El amor del que habla no fluye naturalmente del corazón humano. No es un amor carnal, un amor romántico, o incluso un amor familiar.
Es un amor sobrenatural, que es propio de los que conocen a Dios. Es el amor divino.
De hecho, el apóstol emplea una palabra griega que significa «amor» (ágape) que era muy poco común dentro de la cultura del siglo I. En el sentido en que Juan la usa aquí, el ágape es exclusivo de Dios. Él es la única fuente del amor.
Su amor es un amor perfecto. Es ese amor puro, santo, divino, que puede ser conocido solo por los que han nacido de Dios. Es el mismo amor insondable que movió a Dios a enviar «a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él»
(1 Juan 4.9).
Todos los verdaderos creyentes tienen este amor, y todos los que lo tienen son los verdaderos creyentes.