
La Soberanía de Dios Mensajes cristianos de Joyce Meyer
Muchas personas encuentran muy difícil reconciliar la soberanía de Dios con el libre albedrío de los seres humanos. Esto no es algo sobre lo que debemos sentirnos confundidos. Dicho de forma muy simple: somos socios de Dios.
Él obra en y a través de nosotros para ayudarnos a cumplir su voluntad. Cuando Dios encuentra a alguien que elige hacer su voluntad y le permite a Él obrar a través de su vida, esa persona se convierte en una luz en un mundo oscuro, o en un ejemplo de que la vida con Dios puede ser agradable. Dios puede usar a esa persona para animar a otros a elegir a Él y sus caminos.
Si no tenemos libertad de elección, somos meramente títeres, con Dios manejando los hilos. Nuestro amor por Dios no tiene significado a menos que se lo demos libremente.
He aquí lo que dice Andrew Murray acerca de la voluntad humana:
Que se haga su voluntad, no la mía
Cuando Jesús se encontraba sufriendo en el jardín de Getsemaní y dijo mientras oraba: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lucas 22:42), estaba claramente afirmando que Él tenía libre albedrío.
Jesús escogió ir a la cruz y pagar por nuestros pecados. Jesús sufrió en el jardín hasta el punto de sudar gotas de sangre.
Él sabía cuál era la voluntad de su Padre y decidió cumplirla, incluso aunque al parecer era algo difícil de hacer. Y Dios, que siempre nos envía ayuda justo en el momento preciso, envió a un ángel desde el cielo para fortalecerlo mientras se hallaba en medio de su agonía (véase Lucas 22:42–44).
Este es un buen ejemplo que puede ayudarnos a entender el precio que a veces debemos pagar para hacer la voluntad de Dios. Jesús pagó un alto precio por nuestra libertad, pero al hacerlo, abrió el camino para que toda la humanidad fuera redimida y llevarla a una relación correcta con Dios. ¡El precio fue alto, pero valió la pena!
¿Qué podría cada uno de nosotros perderse en la vida si hacemos las decisiones equivocadas? Oro que nunca lo descubramos. ¿Cómo nos beneficiamos si vivimos según nuestra propia voluntad sin considerar la voluntad de Dios? Podemos obtener algún placer momentáneo, pero siempre pagaremos un alto precio luego de que ese momento pase.
Un hombre puede en un momento de pasión cometer adulterio, pero él pagará el precio con una vida llena de arrepentimiento por perder a su esposa, su familia, y el respeto de todos sus amigos.
Un joven puede unirse a una pandilla con el objeto de sentir que encaja con sus compañeros, pero su vida transcurre en prisión por un crimen que cometió en un momento de discusión acalorada.
Una persona puede pasarse la vida sin hacer las cosas que la ayudarán a mantenerse fuerte y saludable, y luego lamentar sus decisiones cuando la enfermedad la deje débil y enfermiza.
Seamos proactivos en lo que respecta a hacer lo que es correcto. No espere hasta que las circunstancias adversas lo obliguen a hacer un cambio.