
Nunca Verá el Amanecer si Mira al Oeste
El cambio total de las cosas depende de su actitud. Por ejemplo, al leer este libro, si su postura es la de decirle al Señor: «Voy a actuar en base a lo que me muestres», será mucho más útil que si lo leyera motivado o inspirado. La acción no surge del pensamiento, sino de la disposición para la responsabilidad. Prepárese para asumir la responsabilidad.
He conocido a muchas personas que fueron excelentes depósitos de conocimiento y, sin embargo, nunca se les ocurrió una idea. «Los ojos que miran son comunes. Los ojos que ven son raros», dice J. Oswald Sanders. El problema es que estamos repletos de información, pero carentes de revelación.
Resistir o recibir es una decisión diaria. Nada muere más rápido que una idea nueva en una mente cerrada. Es imposible que el hombre aprenda lo que ya cree que sabe. Creo que Jesús respondió con firmeza a los fariseos porque se negaban a aceptar.
La disponibilidad es la mejor habilidad que posee. El diablo tiembla cuando oye decir al más débil siervo de Dios: «¡Sí, Señor, lo haré!» Cuando le da la cara a Dios, le da la espalda al diablo. Nunca le dé el control de su vida a otra cosa que a la fe.
Nuestro caminar con Dios comienza con la palabra «seguir» y termina con la palabra «¡ir!» Las oportunidades que Dios provee no despertarán a los que duermen. «Arrodillarse es la mejor postura para sembrar semillas», dice Brooks Atkinson. El cristiano de rodillas ve mucho más que el mundo de puntillas.
Las oportunidades pueden caerle en las rodillas si las tiene donde caen las oportunidades. Cuando no adoptamos la actitud correcta, es como orar pidiendo un balde lleno con una taza en las manos. No ore por lluvia si se va a quejar del barro.
Por lo general, no vemos las cosas como son, sino como somos nosotros. De nuestra postura depende si veremos a Dios en todas partes o en ninguna. Muy a menudo nuestras mentes están bloqueadas.
Buscamos lo rojo y dejamos pasar lo azul; pensamos en mañana y Dios dice ahora; buscamos en todos lados y la respuesta está frente a nuestra nariz. Cuando una persona adopta la actitud correcta, está lista para recibir todo lo que Dios le quiere dar.