
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
Una noche en la cual salimos a cenar junto con mi esposa y Matías, comencé a notar algo especial. El bebé ya tenía seis meses de edad y empezó a comportarse de manera muy inquieta en el restaurante; aunque todos los niños lo hacen, esta vez noté que era algo fuera de lo normal.
Él estaba sobrepasando los límites como nunca lo habíamos visto. Al mirar a mi esposa, sabíamos que algo le pasaba. Al día siguiente, en mi tiempo de oración le dije al Señor: Padre, ayúdame; enséñame a orar por Matías. En ese momento El Señor habló a mi espíritu y dijo: "Aplica el ADN de Jesús sobre el ADN de Matías".
Lo que Él me hablaba era algo totalmente nuevo, ya que nunca había escuchado a ningún predicador compartir sobre el ADN y mucho menos aplicarlo; sin embargo, cuando el Señor habló guiándome a lo que debía hacer, mi mente se abrió y comprendí lo que Él quería enseñarme: “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra…” (Hechos 17:26).
Cuando el Apóstol dice que de una sangre ha hecho todo el linaje de la tierra es porque el ADN, nuestro código genético, tiene un trasfondo: Adán. De ese linaje venimos todos.
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:6-7).
Por Su muerte y Su resurrección, Jesús se convirtió en el segundo hombre con un nuevo código genético.
Cuando el Señor trajo esta revelación a mi vida, inmediatamente empecé a orar por mi hijo diciendo: “Señor Jesús, aplico el ADN tuyo sobre el ADN de Matías y declaro que Tu ADN absorbe, anula y reemplaza el ADN de él”.
Este tiempo de oración fue temprano en la mañana y, durante todo ese día fuimos testigos con mi esposa de cómo nuestro bebé estaba más feliz que nunca. Pasó todo el día riendo y gozando, en su rostro se veía un brillo especial; podemos decir que desde aquel día Matías tiene un nuevo ADN.
ALGO EN QUÉ PENSAR
En la última cena, Jesús “…tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” (Lucas 22:20). Al declarar esta palabra, Él tomaba lo dicho por el profeta para ratificar que ese era el nuevo pacto.
El nuevo pacto está en la sangre, y por eso dice: “Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jeremías 31:33). Por medio de la Sangre de Jesús, a través del cambio de ADN, podemos relacionarnos con Dios.
ORACIÓN
Amado Dios, hoy aplico el ADN de Jesús sobre mi vida y declaro que el ADN tuyo absorbe, anula y reemplaza mi ADN. Estoy bajo el pacto de la Sangre de Jesús y sé que la palabra de Dios es clara en mi mente y firme en mi corazón. Sé que por medio de Tu sangre tengo un nuevo linaje. Amén.
DECLARACIÓN
“Por la Sangre de Jesús tengo un nuevo linaje, y esto me da el derecho de servir con fidelidad en la casa de mi Dios”.