
VINO A DESHACER LAS OBRAS DEL DIABLO
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (San Juan 10:10)
En esta frase de Jesús se contraponen el ladrón y asesino de las ovejas con el buen pastor. El primero es el diablo que vino a este mundo a robarle al hombre su condición de amigo e hijo de Dios, a matar su cuerpo y destruir todo lo que Dios le había dado para ser feliz en el universo.
Cómo ladrón, Satanás nos roba la bendición del Paraíso, la buena relación con el Padre, nos quita la alegría y las bendiciones que Dios ha dado al ser humano. El diablo nos mata, quiere destruir al ser humano desde lo más íntimo, en su espíritu, lo aparta de Dios, en su mente lo confunde y en su cuerpo lo enferma.
Más Jesucristo actúa en forma contraria él viene a devolver al hombre y a la mujer aquello que perdieron en el paraíso: La paz en la conciencia, la limpieza del alma, un corazón reconciliado con el Padre, una mente sana acorde a la inteligencia de Dios dispuesta a aprender de Él, un espíritu nuevo y santo en su interior.
El Salvador vino para reconciliarnos con el Padre y devolvernos la alegría, para otorgarnos la vida que viene de Él. Siempre Jesucristo será el que regale la vida al ser humano. En las más duras circunstancias, Él no se burlará ni será indiferente, sino que querrá darnos la salida, Él lanzará Su salvavidas.
El señor Jesús ha venido a nosotros para darnos vida en abundancia. No se trata de la vida biológica ni psicológica sino de la vida del Espíritu, la Vida eterna
¿Qué significa para usted una vida abundante?