Setenta y ocho por ciento de estas iglesias tienen menos de 100 personas en asistencia los domingos por la mañana. Cuarenta y siete por ciento ceuntan con menos de 50 personas en sus congregaciones.
Muchas están en pueblos pequeños y en zonas rurales con poblaciones que van en disminución. Por lo tanto, muchos ministros jamás pastorearán una congregación de más de 100.
El llamado de Dios a lugares así exige que los ministros estén seguros de la habilidad de Dios para cumplir a través de ellos la obra a la que los ha llamado. Pablo declara: “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
Los que ministran en iglesias pequeñas se encuentran con constante presión tocante a su responsabilidad de dirigir a la iglesia pequeña en el cumplimiento de la gran comisión. El llamado a dirigir abarca la totalidad del llamado pastoral. Este sumo llamado puede ser agotador, exigente, doloroso, y desalentador. Pero también puede ser gratificador, emocionante, y puede traer gozo y refrigerio.
Muchas veces el llamado puede parecer estar más allá de la habilidad y sabiduría del ministro, pero Pablo nos recuerda: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9).
Cuando desaparece su gozo y entra el desánimo, las siguientes sugerencias pueden darle ánimo y ayudarle a permanecer en el ministerio en la larga trayectoria:
1. Pase tiempo a solas con Dios. En una ocasión David estaba angustiado, “mas David se fortaleció en Jehová su Dios” (1 Samuel 30:6). El tiempo que pasa a solas ante la presencia de Dios lo librará de la angustia más profunda.
2. Busque un Bernabé. Un pastor vecino, un oficial del distrito, o un amigo de confianza con frecuencia pueden ofrecer el apoyo necesario para animarse. Todo David necesita a un Jonatán, y todo Pablo necesita a un Bernabé. Exprese su desánimo a un amigo de confianza y permítale que le ayude a volver a un lugar de estabilidad con Dios.
3. Sea sincero consigo mismo. Hágase las preguntas difíciles y deje que el Espíritu Santo lo dirija tocante el fruto espiritual que necesita cultivar para crecer. El cambio es necesario para ser un hombre o mujer llamado por Dios. Estos cambios con frecuencia pueden ser dolorosos. Pero por medio de su dolor usted puede lograr un nuevo nivel de espiritualidad y ánimo.
4. Haga una evaluación de su llamado. Puede mantener al día una evaluación de su llamado con lo siguiente:
Dones espirituales Que creo que tengo
Corazón Mi motivación
Habilidades Talentos especiales
Personalidad Tipo
Experiencias Que me han traído hasta aquí
Para ser eficaz, los pastores deben desarrollar una teología bíblica para dirigir. La congregación pequeña necesita la misma calidad de líder que la iglesia más grande. El tamaño no es una indicación de importancia y valor ante Dios, especialmente cuando se hace un sincero esfuerzo por alcanzar a la gente con el evangelio y verla crecer espritualmente.
La dirección pastoral tiene que ver con mantener una conexión vital con Dios para que El pueda lograr su propósito a través de la iglesia y su líder. Recuerde:
Es la obra de Dios.
Es Dios el que llama.
Es Dios el que prepara.
Es Dios el que dirige.
Es Dios el que da poder.
Usted es su siervo y sin El no puede hacer nada (Juan 15:5).
Cuando usted deja que Dios logre su propósito a través de usted, puede estar seguro de que El teminará la obra. Cobre ánimo en el Señor y sepa que El no ha terminado. Deje que Dios haga en usted todo lo que El desea, e irá mucho más lejos de lo que esperaba.
—Ralph V. Adcock, D.Min., Buffalo, Oklahoma
Como mantener el llamado de Dios en una iglesia mas chica
Treinta y seis por ciento de las iglesias de Las Asambleas de Dios están en comunidades de menos de 5.000 personas.