Las personas reconocidas como hombres y mujeres ungidos por Dios tienen, en potencia, el poder de sugestión. El líder que sucumbe a esta sugestión o manipulación puede que hable de esta manera: «Venga si quiere un toque de Dios.
Vamos a orar y, si usted es realmente sensible al Espíritu, caerá bajo el poder de Dios.»Siempre y cuando se le diga a la gente que se va a caer, que va a recibir una palabra profético o que va a hablar en lenguas, se está usando el poder manipulador de la sugestión. He visto a un conocido ministro reprendiendo a la gente porque no se caía cuando él oraba.
A una mujer le dijo:-¡Escuche: sólo reciba!- Estoy recibiendo - le contestó la mujer.-¡No me diga que está recibiendo! ¡Está ahí parada, resistiendo! - le dijo el ministro.Empezaron a discutir allí mismo.
Él quería que ella se cayera como una señal de que Dios la estaba tocando.Los ministros con poder y dones proféticos que no están en una relación equilibrada con los miembros de la iglesia local, con frecuencia permiten que sus tendencias de método-como-poder dominen sus ministerios. Es mucho más difícil dejarse llevar por la manipulación y la jactancia cuando usted está cercanamente relacionado a un grupo equilibrado, que vive en un mundo real.
Algunas personas en el ministerio empujarán y presionarán hasta que la persona por la que están orando se caiga. Para ellos se ha convertido en una misión personal, porque está expuesta su imagen pública. Esto es pura manipulación. Las falsas conjeturas y los cálculos erróneos acerca de la metodología llevan a las exageraciones.
El método se convierte en el falso sostén. Los métodos de la ministración están funcionando al máximo, pero no está sucediendo nada santo o sobrenatural. Pero, está en juego la credibilidad del ministro, y él piensa que tiene que producir. Puede que él crea que la prueba segura de una fórmula o método es que funcione todas las veces.
Cuando la gente ha llegado tan lejos, se siente presionada a decir que Dios está obrando, aunque no lo esté haciendo. Este es un grave error.Estos ministros han comenzado a andar por un camino de emociones ficticias y metodología institucionalizada. Temen decir que Dios no se está moviendo en determinado ministerio porque, si lo hacen, piensan que todo se derrumbaría.
Hay demasiado interés en preservar la fórmula o la imagen.Algunas personas levantan organizaciones alrededor de una rama en particular de la metodología con la que se han hecho famosos. Contratan personas para el equipo, forman organizaciones y trabajan para mantener la maquina andando. Pero un día, todo el mundo se dará cuenta y admitirá que el rey no tiene ropa. No está pasando nada.
Se ha convertido en una conspiración de simulación.Los dones y las manifestaciones son dados según el Espíritu Santo lo desea. Podemos orar, danzar y gritar toda la noche como los profetas de Baal, pero si el Espíritu Santo no se quiere mover, no se va a mover.
Eso es asunto de su incumbencia. A veces Dios toma una prueba sorpresivo, reteniendo su poder por un tiempo para ver si el líder confía humildemente en Él, en vez de aparentar siempre estar ungido.
En su misericordia, Él nos hace una evaluación rápida que muestra nuestros motivos, a fin de ayudamos a estar preparados para el examen final de los últimos días. Queremos desterrar esa especulación falsa que dice que si usted sigue una fórmula, Dios manifestará su poder.
Creo que en ciertas ocasiones Él no lo hace, estratégicamente, para desviar el corazón de la, gente del ministro y de los métodos.A veces, Él suelta su Espíritu para que saquemos la confianza de la metodología. Nuestro deseo es no vemos nunca débiles, pero el testimonio de Pablo fue que él se gloriaba en sus debilidades, para que el poder de Cristo morase en él (2 Corintios 12.9-10).
Existe cierto misticismo espiritual intrínsecamente entretejido en el ministerio profético. Después de todo, escuchar directamente al Dios viviente es algo asombroso. Cuando la gente abierta y hambrienta rodea a una persona ungida proféticamente, teme y a la vez anhela que esta persona revele sus secretos y la perspectiva divina.
Generalmente, las personas se agarran de cualquier palabra que dicha persona pronuncie. Esta dinámica hace que ambas partes sean vulnerables a tentaciones únicas.
Sin embargo, creo que es camal utilizar cualquier misticismo que pueda envolver el ministerio profético para influenciar en la gente. Desafortunadamente, esto sucede con mucha frecuencia. Muchos individuos con el don profético empiezan a tomarse muy en serio a sí mismos, o les gusta sentir que tienen influencia sobre los demás.
Están tentados a hacerse ver como más espirituales, santos y sensibles de lo que son.He observado que es más fácil envolverse con el ministerio profético que con cualquier otro papel que uno pueda desempeñar en el Cuerpo de Cristo.
La gente profética, generalmente, se sujeta a las expectativas de los demás, de que ellos siempre están escuchando a Dios, ¡ya sea que Él les' esté diciendo algo o no!Creo que tendríamos que hacer las cosas un poco «más difíciles» para Dios cuando de demostrar su poder se trata. Permítame explicarlo.
He ponderado cómo Elías derramó agua en los sacrificios del Monte Carmelo (1 Reyes 18). No echó combustible encendió flotando un fósforo en su espalda. Tenía confianza en que caería del cielo el fuego de Dios que consumiría el sacrificio, aunque estuviera mojado.Yo retaría a los ministros proféticos a poner un poco de «agua en los sacrificios» que preparan, y a confiar de verdad en que Dios muestre su poder sin sentir la presión de tratar de ayudar tanto a Dios.
Entonces, cuando se manifieste su poder, la gente no va a glorificar al profeta de Dios sino a Dios en el profeta.Los desafío a que arrojen el manto sobre el misticismo de la profecía y rehusen, intencionalmente, usarlo para ganar favor, alabanza, oportunidades, simpatía confianza, afecto o dinero. Les pido que se impresionen con Dios y su poder, y no tanto consigo mismos.