¿Qué si un intruso con un arma entra a su iglesia durante el culto del domingo por la mañana? ¿Qué si uno de los miembros de su congregación sufriera un infarto u otra emergencia médica? Podría suceder en su iglesia.
Estas son preguntas importantes que los pastores deben hacerse. ¿Usted está preparado para tratar con las situaciones que pudieran afectar la seguridad y la protecci’on de su congregación?
LA SITUACION EXISTENTE
Aun un rápido vistazo a las noticias de la noche revela cuán rapida y radicalmente está cambiando la sociedad. Se ha hecho necesario que la gielsia responda a estos cambios. Generalmente, nuestros lugares de empleo son lugares seguros libres de actos violentos. Ahora sabemos que no son tan seguros como eran antes. También nos sentíamos confiados en que las escuelas eran lugares donde nuestros hijos podían entrar y salir en relativa seguridad.
Pero en años recientes varios actos notorios, violentos han hecho que dudemos de esa confianza. En el pasado, la iglesia ha sido un lugar donde las personas se consideraban estar seguras de peligro físico. Pero, como algunas de nuestras escuelas, varias iglesias han sido escenas de actos violentos y amenazantes a la vida. El vandalismo y el robo han sido ocurrencias comunes en las iglesias, pero en años recientes, hemos experimentado amenazas a la seguridad de las congregaciones y de los líderes de iglesias en los templos mismos.
Los sucesos del 11 de septiembre de 2002 nos han conmovido. También hemos sido conmovidos por los tiroteos en las escuelas, oficinas de correos, iglesias, restaurantes, y otros lugares de negocio. Estos tienden a ser actos fortuitos por personas trastornadas. El hecho de que se dañan a sí mismas en el proceso no lo hace más fácil de aceptar.
Aunque hay una baja probalidad de que un acto violento sucederá en un lugar en particular, sabemos que dichos actos ocurrirán en algún lugar, en alguna ocasión. Nos incumbe a nosotros en la comunidad de la iglesia estar preparados para esas eventualidades. He aquí un caso pertinente.
El 15 de septiembre de 1999, Larry Gene Ashbrook entró a Wedgewood Baptist Church en Fort Worth, Texas. Armado con una pistola semiautomática de 9mm, comenzó un mortífero tiroteo. Durante un culto para adolescentes, entró a la iglesia pronunciando obscenidades, haciendo comentarios contra la religión, y maldiciendo a Dios. Cuando Ashbrook había terminado, había matado a cuatro adolescentes, tres adultos, y había herido a siete más antes de darse un tiro.
¿Este tipo de situación se debe a un aumento de anticristianismo en nuestra cultura, o a la maldad, ira, frustración, y enfermedad mental entre la población? Sin importar la razón, los líderes de las iglesias deben reconocer el problema. Las iglesias pueden ser blanco de los que quieren dañar al pueblo de Dios. Ya sabemos que asesinatos, robos con armas, y asaltos físicos han sido cometidos en las casas de adoración.
¿Qué haría usted o su personal si un miembro de la congregación experimentara una emergencia médica? Esto podría incluir infarto cardiaco durante el culto, un daño a un niño mientras está en la Escuela dominical o en la guardería, o un altercado por alguien que no está asociado con la iglesia. ¿Quién haría qué? ¿Quién sería responsible? ¿Se puede prevenir el caos?
Estos y otros sucesos nos han enseñado que las iglesias locales deben dar pasos para prepararse para las situaciones que pudieran ser una amenaza a los líderes de la iglesia y a los miembros de la congregación. A continuación se encuentran unas pocas pautas que pueden ser incorparadas al programa de seguridad y protección de su iglesia.
DISEÑAR UN PLAN DE ACCION
Los líderes de las iglesias deben prepararse para lo peor. Los oficiales de policía se entrenan y se preparan para los escenarios de peor caso. El resultado es que están preparados para manejar casi cualquier cosa en cualquier situación.
Si un acto vilento ocurriera en su iglesia, usted no querrá estar en la posición de no saber qué hacer. Esto lleva a la confusión, y podría garantizar que sucederá lo peor. Antes que surja esa situación, tenga implementado un plan de acción al designar a líderes específicos para que cumplan con tareas específicas según la crisis.
Por ejemplo, decida por adelantado quién se pondrá en contacto con la policía, los bomberos, o la ambulancia. Es importante tener en camino rápidamente a la policía y otros servicios de emegencia, y una persona que tenga conocimiento de la situación debe estar preparada para ofrecer tantos detalles como sea posible. Sin un plan así, es probable que en la confusión y tensión del momento todos supongan que otro ha llamado al 911.
Designe a ciertos individuos, como el personal pastoral, ujieres, o maestros de Escuela dominical para evacuar porciones del edificio para evitar daño a los que están adentro. También debe determinar quién confrontará la situación.
Según el nivel de preparación y experiencia de los miembros de su congregación, designe a los que tendrán la responsabilidad de controlar la crisis. Si hay miembros de las agencias de policía locales, estatales, o federales en su congregación, usted querrá enlistarlos para los puestos de líderes para cuando surjan problemas de seguridad y protección.
Nunca se recomienda que alguien que no sea un oficial de policía confronte a un intruso armado. Normalmente, si un intruso expresa ciertas demandas, haga todo lo que pueda para cedérselas. Si esas demandas no se satisfacen, los de la congregación podrían ser dañados. Cuando los criminales obtienen lo que llegaron a buscar, por lo regular se alejan con mucha prisa.
ESTABLECER UN PROGRAMA DE SEGURIDAD PARA LA IGLESIA
Querrá considerar instituir un programa de oficial de seguridad. Puede usar a voluntarios de la iglesia para fungir en esta capacidad. Esto no es sugerir que usen uniformes y que se comporten como policías. Estos son hombres y mujeres que caminan por la iglesia y observan cualquier comportamiento que podría ser una amenaza a la seguridad y bienestar de la congregación o al edificio. Deben vestir ropa común y corriente y deben ser percibidos por la congregación como una organización de servicio y no como una fuerza de policía.
Para propósitos de disuasivos, es importante que los oficiales de seguridad sean visibles para que todos sepan que la iglesia tiene ese personal y su propósito en estar ahí. Los oficiales de seguridad deben identificarse con una insignia de prendedor parecida a la que usan los ujieres.
Debe asignárseles caminar por los estacionamientos y corredores y deben ser vistos cerca de las aulas de Escuela dominical de los niños, la guardería, y el salón del coro antes, durante, y después de los cultos. Algunas iglesias tienen oficiales que patrullan los estacionamientos en carritos de golf.
Además, es buena idea designar a una persona en el santuario para dar seguridad. A algunos esto quizás parezca un poco excesivo. Pero ¿qué si una persona intoxicada o una persona enferma mental entra al santuario y causa un disturbio? Alguien debe estar preparado y tener la responsabilidad de controlar una situación así.
PREPARARSE PARA EMERGENCIAS MEDICAS
Hace unos pocos años durante un culto de adoración por la mañana al que asistí, un miembro de la congregación experimentó un infarto cardiaco durante el sermón. Como anterior oficial de policía, yo estaba preparado y certificado para administrar RCP. Un amigo mío que estaba sentado cerca era enfermero diplomado. El y yo inmediatamente comenzamos a administrar RCP. Se llamó al personal médico de emergencia el que llegó dentro de 10 minutos. El hombre fue rápidamente transportado al hospital y sobrevivió el infarto.
Un plan de acción médica debe estar establecido en caso que surjan emergencias médicas. El personal pastoral, los ujieres, y el personal de seguridad debe recibir preparación para saber qué hacer cuando surja una emergencia médica. Toda iglesia debe tener por lo menos un estuche de primeros auxilios bien aperado, y debe haber varias personas que saben dónde se encuentra y cómo usarlo.
Usted y otros miembros clave del personal y voluntarios deben aprender RCP. Existe amplia evidencia que demuestra que RCP aumenta la posibilidad de que la persona se recupere si se administra inmediatamente después de ocurrir el episodio. Los defibriladores portátiles se están haciendo más disponibles y son baratos y fáciles de operar, y salvan vidas.
Tradicionalmente, la iglesia ha sido un santuario que se debe respetar como la casa de Dios. Desafortunadamente, existen aquellos para los que la santidad de la iglesia no tiene relevancia ni significado. Le toca a la iglesia implementar un plan para el manejo de crisis que ofrezca la seguridad y protección que la iglesia se merece.
Robert Cirtin, profesor auxiliar de justicia criminal y director del programa de justicia criminal, Universidad Evangel, Springfield, Missouri. También es presidente de Robert Cirtin Investigations, una compañía investigadora y consultora profesional que ofrece servicios de investigación a negocios y al gobierno.