Cuando Dios es todo lo que usted tiene, Entonces el es todo lo que Necesita
¡USTED PUEDE ENCONTRAR A DIOS! Pero existe una condición: búsquelo de todo corazón. Siempre se va a meter en problemas cuando trata de manejar su vida sin Dios. En 2 Crónicas 32.8 leemos:
Con nosotros está nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas.
Dios, el Guerrero supremo, vive en usted. Si usted es soldado de Cristo, no se preocupe por a la opinión pública. Solamente preocúpese por a la opinión de su Comandante. Si usted teme a Dios, no hay necesidad de que tema a nadie más.
Creo que deberíamos seguir el consejo de Mary Lyons: «Confíe en Dios y haga algo». A Satanás no le importa lo que adoremos mientras tanto no adoremos a Dios. Demasiadas personas le piden a Dios que las guíe y luego toman el volante.
Su relación con Dios va a durar si Él es el primero en su vida. A menudo la gente quiere las bendiciones de Dios, pero no lo quieren a Él.
Cuando usted pierde a Dios, no es Dios el que está perdido. Algunas personas hablan de encontrar a Dios como si Él se hubiera perdido. La Biblia dice: «Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros» (Santiago 4.8). William Law agregó:
Nada nos ha separado de Dios, sino nuestra propia voluntad
Nada nos ha separado de Dios, sino nuestra propia voluntad, o más bien nuestra propia voluntad es nuestra separación de Dios.
Tommy Barnett reflexionó: «Cuanto más profundo cavo, tanto más profundo cava Él». Para aumentar en valor, conozca mejor a Dios. Óre al Padre: «Quiero estar en tu voluntad y no estorbando en tu camino».
Oswald Chambers nos aconseja:
Fórmese el hábito de tratar todas las cosas con Dios. A menos que en el primer momento del día, en que despierta, le abra la puerta de par en par a Dios y deje que Él entre, usted va a trabajar en un nivel errado todo el día; pero abra la puerta de par en par a su Padre en secreto y todo lo público va a ser estampado con el sello de la presencia de Dios.
Deténgase todos los días y ponga a Dios en primer lugar.
La Biblia nos encuentra en el lugar donde estamos y con nuestro permiso nos va a llevar adonde deberíamos ir. Se nos han dado otros libros para obtener información, pero la Palabra de Dios se nos ha dado para transformación. Una persona que simplemente lee un poco aquí y otro poco allá de la Palabra de Dios nunca le toma el gusto. En cambio, escoja ser un seguidor devoto del Señor.
Nuestro clamor del corazón a Dios debería ser el mismo de Isaías: «Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6.8). Considere las palabras de W. H. Atken:
Señor, toma mis labios y habla a través de ellos; toma mi mente y piensa a través de ella; toma mi corazón y enciéndelo.
No sólo debemos dar lo que tenemos; también debemos dar lo que somos para Dios.