La Gracia de Dios. Por Joyce Meyer
La gracia de Dios implica su inmerecido favor y su poder fortalecedor. La gracia se manifiesta siempre que Dios hace por nosotros cosas buenas que no merecemos. Cuando pecamos, podemos arrepentirnos y pedir el perdón de Dios, y afortunadamente su gracia nos lo provee sin reservas.
Cuando elegimos hacer la voluntad de Dios, nuestra intención es buena, pero aún podemos necesitar ayuda para avanzar y hacer lo que hemos elegido hacer. Es la gracia de Dios la que nos proporciona esa ayuda por medio del Espíritu Santo.
A menudo lo que Dios nos pide es algo que encontramos difícil de hacer sin apoyo, pero con Dios todas las cosas son posibles (véase Mateo 19:26). No pedirle ayuda a Dios es la causa de la mayoría de los fracasos. ¿Le solicita con regularidad al Espíritu, que es su Ayudador, que lo ayude? Si no lo ha hecho así, verá asombrosos cambios en su vida cuando usted simplemente se lo pida.
Si estoy muy molesta con mi esposo y no deseo perdonarlo, pero sé a partir de mi estudio de la Palabra de Dios y la convicción del Espíritu Santo que necesito elegir perdonarlo sin importar cómo me sienta, le pido a Dios que me ayude a hacer lo correcto que quiero hacer.
Yo decido actuar y Dios provee la gracia (el poder) para que lo logre. He fallado muchas veces antes de aprender que no puedo conseguirlo con mis propias fuerzas. Dios desea que vivamos dependiendo de Él, no de manera independiente.
Dios nos da libre albedrío y nosotros podemos hacer decisiones buenas o malas. Cada una de ella viene con una cosecha que recoger, y la Palabra de Dios afirma claramente que cosecharemos lo que sembremos. No obstante, incluso si elegimos hacer la voluntad de Dios, aun así necesitamos su ayuda para continuar.
Es fácil decidir la noche del domingo después de una cena que usted va a comenzar una dieta el lunes en la mañana, sin embargo, ¿puede continuar con su decisión el lunes por la noche mientras se encuentra en un restaurante y le traen la bandeja con los postres? ¡Es en ese momento que a menudo necesitamos la ayuda de Dios!
Jesús vino lleno de gracia y verdad (véase Juan 1:17). Él nos revela la verdad y nos da la gracia para caminar en ella si decidimos hacerlo.