La Mujer como Instrumento del Espíritu | Mujer Cristiana | William Macdonald
"No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos". Zacarías 4:6
La afirmación central del versículo es que el propósito de Dios se cumplirá no a través de ejércitos humanos o esfuerzos carnales, sino por Su Espíritu. Para la mujer cristiana, esto implica reconocer la importancia de cultivar una conexión íntima con Dios, permitiendo que Su Espíritu guíe cada paso en la vida diaria.
Lo vemos en la caída de Jericó. No fue el ejército de Israel el que hizo que las muralls cayeran. Fue el Señor quien entregó la ciudad en sus manos cuando los sacerdotes tocaron las trompetas siete veces.
Si hubiera dependido de un enorme ejército, Gedeón nunca habría derrotado a los madianitas, ya que su ejército había sido reducido a tan sólo trescientos hombres. Y su armamento poco convencional consistía en cántaros de barro con antorchas en su interior. Sólo el Señor pudo haberles dado la victoria.
Elías eliminó deliberadamente cualquier posibilidad de que la fuerza o el poder humano pudieran prender fuego al altar, derramando sobre él doce cántaros de agua. Cuando el fuego descendió, no hubo lugar a duda en cuanto a su origen divino.
Mucha de la llamada: “obra cristiana”, en nuestros días podría continuar sin el Espíritu Santo. - William Macdonald
Abandonados a su propio ingenio, los discípulos no pudieron pescar nada durante toda la noche. Esto dio oportunidad para que el Señor les mostrara que debían buscarle si querían ser verdaderamente eficaces en el servicio.
Es fácil que pensemos que el dinero es la necesidad más grande en el servicio cristiano. En realidad, esto no es así, y nunca lo será. Hudson Taylor tenía razón cuando decía que no debemos temer a la falta de dinero, sino a la abundancia no consagrada del mismo.
O recurrimos a politiquería clandestina, a programas promocionales muy dinámicos, a la manipulación psicológica de la gente o a una astuta oratoria. Nos entregamos a vastos programas de construcción y a edificar un imperio de organización, pensando vanamente que éstas son las claves del éxito.
Pero la obra de Dios no avanza con el poder, ni con la fuerza, ni con cualquiera de estas cosas. Es con el Espíritu del Señor.
La Mujer como Instrumento del Espíritu:
En lugar de depender de la fuerza humana, la mujer cristiana se convierte en un instrumento del Espíritu Santo. Ella refleja el amor, la gracia y la compasión divina en su vida cotidiana. Su influencia trasciende las limitaciones terrenales, impactando a otros a través del poder transformador de Dios.
Mucha de la llamada: “obra cristiana”, en nuestros días podría continuar sin el Espíritu Santo. Pero la verdadera obra cristiana es la que hace que Él sea lo indispensable cuando se libra la batalla espiritual, no con armas carnales sino con oración, fe y la Palabra de Dios.
