No Te Dejes Confundir
Existen diferentes formas a través de las que el enemigo trabaja para desviarnos, confundirnos y desenfocarnos cuando nos dirigimos hacia lo que el Señor nos ha encomendado. Hoy quiero hablar acerca de cómo, cuando el enemigo ve que una estrategia no funciona, implementa otra.
Específicamente, me refiero a las personas que se acercan a nosotros con palabras que sabemos que no provienen de Dios. Si tienes un nivel de espiritualidad propio y correcto, no las aceptarás, las desactivarás y las rechazarás.
Sin embargo, cuando el enemigo se da cuenta de esto y sabe que esas cosas ya no le funcionarán, cambia la estrategia. En lugar de enviarte personas como solía hacer, utiliza gente que llegue a ti con palabras que aparentan bondad y piedad.
Escucha la voz de Dios y presta atención solo a las voces alineadas con el propósito que el Señor tiene contigo
Este cuadro se puede observar en el libro de Mateo, capítulo 16, versículos 21 en adelante, cuando el Señor habla a los discípulos y les dice que será necesario que Él sufra, sea perseguido y muerto, pero que resucitará. Cuando el apóstol Pedro escucha esto, llama a Jesús aparte y le dice que eso no debe suceder.
Sin embargo, llama mi atención la respuesta del Señor, quien le dice: "¡Apártate de mí, Satanás! Eres un tropiezo para mí, porque no pones tu vista en las cosas de Dios, sino en las cosas de los hombres."
Quiero enfatizar algo importante aquí: la Biblia aclara que a Jesús le era necesario padecer mucho. No dejes que aquellos que tratan de librarte de este proceso te desvíen. El mejor consejo para ti es aquel que te alinea con lo que Dios permite, lo que te llevará a un nivel de gloria mayor que nunca antes hayas experimentado.
No permitas que personas que aparentan bondad te traigan palabras que complacen a tu carne pero que desvían tu vida del camino trazado por Dios. No dejes que su consejo te confunda ni te desvíe. Sigue avanzando aunque duela a tu carne. Escucha la voz de Dios y presta atención solo a las voces alineadas con el propósito que el Señor tiene contigo.