Somos Propiedad de Dios
Jesús, con frecuencia hacía uso de las parábolas como medio para ilustrar verdades profundas y divinas. El término parábola, viene del griego “parabole” que significa comparación.
Señalando, que como sucede en tal caso, así también pasa en tal otro. Partiendo de esto, en la parábola de Lucas 13:6, tenemos algunos elementos dignos de ser considerados y que tomaremos como principios claves para ilustrar la forma como el Señor espera que crezcamos. Entre ellos:
La higuera tiene dueño
La parábola inicia con el término, “tenía” que denota propiedad. Dejando claro que la higuera (la cual simboliza nuestras vidas) no es dueña de sí, sino que es propiedad ajena.
¿Alguna vez te has preguntado, por qué la muerte no avisa ni pide permiso para llegar? La razón de esto, es que la vida realmente no es una posesión sino un préstamo dado al ser humano con fecha de vencimiento, en el que nosotros somos los mayordomos pero el verdadero Dueño es Dios, y ningún dueño pide permiso para tomar lo que es de su propiedad, sólo procede a tomarlo y punto.
Con respecto a esto, veamos los siguientes pasajes: Y Dios el Señor, formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. Génesis 2:7 (NVI). Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Salmos 100: 3 (NVI).
El Espíritu de Dios me ha creado; me infunde vida el hálito del Todopoderoso. Job 33:4 (NVI). Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:9 (RVR 1960).
El término “Señor” utilizado en este último pasaje, viene de la raíz griega "kurios" que significa: supremo en autoridad, controlador, soberano y dueño absoluto. Básicamente, a esto hace alusión el término “tenía” utilizado en el inicio de la parábola, ya que este verbo viene de la raíz griega “sjeo” que significa: sostener, poseer, condicionar, estimar, conservar, reinar sobre, reprender con derechos.
Entonces, considerando esto podemos entender que nuestra vida es propiedad de Dios porque Él la sostiene, a Él le pertenece, Él la condiciona, Él le ha dado valor, Él la conserva, Él reina sobre ella y Él la reprende con derechos.